Capítulo 20.

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El auto de Niall se estacionó frente a unos departamentos que estaban un poco más alejados del centro de la ciudad. Se veían bastante pulcros y modernos. Sin decir alguna palabra, ambos caminamos hacia el interior de uno de los edificios, pasamos la recepción y entramos en el ascensor. Estábamos solos, así que opté por hablar con Niall. Por fin ya estaba saliendo del shock y estaba entrando en completa confusión y enojo.

—¿Cómo es tan terrible? —pregunté—. Quiero decir, fue sólo una pelea, ¿no?

La puerta del ascensor se abrió cuando indicó el piso número tres y Niall ni siquiera me había tomado en cuenta. Seguí a Niall con la irritación subiendo a mi cabeza y haciendo que casi me olvidara del dolor de mi mejilla. Niall tocó el timbre de la puerta número 13.

—Niall —insití, pero él seguía mordiendo su labio inferior sin mirarme, claro indicio de que algo ocultaba.

Resoplé irritada. ¿Por qué estas cosas tenían que pasarme a mí?

La puerta se abrió. Zayn estaba despeinado, con su tatuado torso desnudo y apenas podía mantener sus ojos abiertos.

—Oh, hermano —dijo con voz ronca a Niall—, se supone que es nuestro día libre. ¿No se usa para descansar, acaso?

—Liam está en la comisaría.

Inmediatamente el rostro de Zayn se alarmó. Pude ver la conversación de sus miradas, la cual me excluía por completo, por lo que no logré entenderla. Noté cómo la manzana de Adán de Zayn subió y bajó al momento en que éste tragó. Dios, en serio esto no podría ser peor.

—Hola, Zayn —resoplé irritada sólo para hacerme notar.

Finalmente sus ojos marrones se posaron en mí y sus cejas se levantaron, formando unas cuantas arrugas en su frente.

—Diablos, Abbie —exclamó—, ¿qué te pasó en el rostro?

Sus dedos intentaron tocar mi mejilla, pero me corrí en un disimulado gesto de arreglar mi cabello. No fui capaz de mirarle a la cara y decirle que había sido Liam. Quizás hasta lo mantuviera en secreto con Niall y, quizás, Sasha.

Zayn nos hizo pasar rápidamente y mi mejor amgo y yo nos dirigimos al sofá, mientras veíamos a Zayn desaparecer por la cocina. Me quedé observando lo vacía que estaban las blancas paredes del lugar, y que apenas tenían mobiliario; sólo lo suficiente como para mantenerse bien. Zayn apareció un momento después con lo que parecía una bolsa con un líquido azul dentro. Me la tendió.

—Ponte esto en la mejilla —ordenó—. Así bajará la inflamación.

—¿Está muy mal? —pregunté, pues ni siquiera había sido capaz de mirarme en algún espejo, e hice lo que me indicó.

—Pésimo —afirmó él.

—Hey, ¿por qué tienes de esas cosas? —rió Niall apuntando la bolsa fría.

—Para cuidar de tu mejor amiga accidentada —ironizó Zayn—. ¿Qué ocurrió, Abbie?

—Oh, eh... —mascullé—. Me golpeé con la puerta del auto de Niall. Nada grave.

Sentí los ojos de Niall en mí, pero simplemente me fijé sólo en Zayn para no despertar ninguna duda. Apenas podía mantener mi mentira controlada con la estúpida voz que había logrado sacar de mi garganta.

—Pero —insistió Zayn—, ¿estás bien?

—Mira, te haré un resumen para que te hagas una idea de cómo estoy —aclaré mi garganta—: llegué tarde al trabajo, mi jefa me descontará dinero de mi suelo por una maldita taza rota, mi compañero de trabajo me ha llamado zorra, se llevan al idiota que me gusta a la policía y, para rematar, tengo un jodido dolor punzante en mi mejilla.

Troublemaker |payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora