"Axel, contesta, por favor. Sé que soy la última persona con la que quieres hablar, pero necesito saber que estás bien"
"Si no respondes mis mensajes llamaré al hospital para saber que todo está bien contigo"
Ahora si necesitaba saber que estaba bien. Hijo de...
"Déjame en paz, estoy trabajando"
Axel apagó el móvil al ver que seguían entrando los mensajes de Josh. Lo que menos quería en ese momento era saber de él.
Entró a la habitación de la señora Daniels y con algo de persuasión logró que la mujer mayor se tomará su medicina. Por suerte ella era su última revisión de turno, necesitaba café con urgencia para deshacerse de ese maldito dolor de cabeza que traía desde la mañana.
En sus treinta minutos de descanso decidió ir a la cafetería del hospital ya que sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento. Para su suerte el lugar estaba casi desocupado al ser las dos de la madrugada y pudo elegir a gusto en donde sentarse.
Cuando tuvo el expreso en sus manos, este estaba demasiado caliente, así que aguardó a que se enfriara un poco. Se recostó en la silla y cerró los ojos por un instante y las imágenes de Josh, su prometido y la que se suponía que era su "amiga" y una de las damas de honor para su boda, invadieron su mente. Ambos desnudos en la sala de su casa, teniendo sexo sin siquiera reparar en cerrar con llave la puerta principal.
En el momento en el que Axel los descubrió, ambos comenzaron a justificarse por lo que había ocurrido, alegando que solo había sucedido una vez, que había sido un error. Ambos estaban ebrios.
- Error es el que estoy cometiendo al quedarme a escuchar sus excusas sin sentido –les gritó ella, saliendo del piso en el que vivía con Josh desde hacía dos años atrás.
Estaba dolida por la traición, no podía negarlo, luego de varios años de estar sola, Josh había aparecido en su vida y había logrado que saliera a flote en ella el deseo de amar y sentirse amada nuevamente y la había defraudado de esa manera tan ruin a tan solo cinco semanas para su boda, pero extrañamente no tenía esa necesidad imperiosa de gritar, patalear y llorar de forma desconsolada a como le hubiese gustado. En lugar de eso se cuestionó si de verdad estaba hecha para quedarse sola en ese mundo, ya que no podía ser posible que sus relaciones sentimentales fuesen siempre una peor que la otra.
- ¡Alwood!
Axel abrió los ojos de golpe y se acomodó mejor en la silla al ver a la jefa de enfermeras de pie frente a ella.
- Sí, señora –dijo luego de recomponerse del susto.
Mariane era una mujer de cincuenta y tantos años, de estatura promedio, pero de una figura esbelta que intimidaba a casi todos en el hospital, incluyendo a algunos médicos, tenía unos ojos tan oscuros que podrían pasar por negros y una cabellera plateada debido a las canas que lo teñían. Era una mujer que le encantaba atormentar la vida de los demás solo para pasar un buen rato. Tenía su lado bueno y Axel sabía que si en algún momento lo encontraba lo usaría a su favor.
- Me sentaré contigo –la mujer se acomodó en la silla frente a la suya.
- De acuerdo –aceptó la joven sin muchos ánimos.
Empezó a darle pequeños tragos a su café y sintió un gran alivio cuando el liquido aún caliente paso por su garganta, calentando todo a su paso.
- ¿Qué sucede contigo hoy? Estás inusualmente callada.
Estuvo a punto de decirle que ese era asunto de ella nada más, pero se mordió la lengua al recordar que se trataba de su superior y que le debía respeto. Y además de que le haría la vida imposible si hacía eso.
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Regresa a mi Lado✔ (Parte II)
RomanceSegunda parte de "Quédate a mi Lado" Axel y Dominic, luego de seis años y de continuar sus vidas por separado, ambos tiene planes muy distintos. Pero un acontecimiento inesperado hizo que ambos se reencontraran y los sentimientos que creían exti...