♚Reyes y Peones♔ #RP1

♚22♔

Cuando entro en el coche quiero romper a llorar, quiero gritar y exigirles que me dejen irme; pero no lo hago.

¿En qué momento mi vida cambió tanto? Estoy metida en un coche que nos lleva a Dios sabe donde, con cuatro integrantes de la banda más peligrosa de Londres, y uno de ellos es Trevor. ¿Qué pasará si nos encuentra la policía? ¿Me acusarán? No quiero imaginarme la cara de mis padres viéndome entre rejas.

Me duelen los ojos por aguantar las lágrimas cuando me giro a mirar por la ventanilla, estamos en pleno centro de Londres, ya no queda nada de la UBA. Por el espejo retrovisor, veo la sonrisa del hombre que me ha metido aquí. Parece estar disfrutando mucho de la situación, y cuando se da cuenta de que le estoy mirando me guiña un ojo.

Me encojo en el asiento y me abrazo el cuerpo, aún con la sensación de tener a Trevor entre mis brazos. Trevor me mira de reojo, en su mirada puedo ver la preocupación pero no dice ni hace nada; se mantiene firme y recto de una manera muy profesional.

Imagino que si dejase ver a estos tipos cualquier índice de sentimiento, lo tomarían como una debilidad.

Gabe a su lado va mirando por la ventanilla, mordiéndose una y otra vez el piercing del labio.

El todoterreno se mete por una calle secundaría, donde el flujo de personas disminuye hasta llegar a cero, y finalmente aparca enfrente de un callejón.

Los Reyes y Peones bajan del coche y abren las dos puertas traseras a la vez.

-Vamos, andando -el conductor estira su brazo y me agarra por el codo para obligarme a salir, con el movimiento reparo en su tatuaje, es un Caballo.

Bajamos del coche, o más bien nos bajan del coche, y uno de ellos me pone la pistola en la espalda para obligarme a caminar. El contacto con el arma es frío y duro. El cañón de la pistola se clava en mi columna con un dolor punzante mientras avanzamos. Aprieto los dientes para soportar el dolor y el miedo.

El otro RP sube un cierre que da a una puerta trasera. Al entrar descubro que es un local, como una discoteca. La palabra "Chill" está escrita en letreros luminosos rosas que ahora están apagados. Hay sillones, un escenario con barras que van del suelo al techo y una enorme encimera de mármol con un mueble detrás, que ocupa toda la pared, lleno de distintos tipos de alcohol.

Los hombres nos empujan hasta una puerta que tiene escrito "PROHIBIDO EL PASO". Al abrirla todo se vuelve oscuridad. Puedo sentir el tacto de una moqueta bajo las zapatillas, pero la iluminación es tan tenue que casi no veo por dónde piso. Los RP parecen saber muy bien a dónde van, incluso Trevor y Gabe, y me guían por un entramado de pasillos que acaba volviéndose un laberinto para mí. Finalmente nos detenemos frente a una puerta.

El RP que lleva su pistola en mi espalda llama con los nudillos, una voz habla desde el interior y al abrir se hace presente el asqueroso olor a puro.

La estancia está mejor iluminada que el resto del club. Las paredes están pintadas de un rojo intenso y en ellas cuelgan varios cuadros con marcos dorados y fotografías en blanco y negro que no puedo distinguir desde aquí. Un gran reloj cuelga de la pared norte, marcando cada segundo con un intenso "tic-tac".

El RP me empuja entre varias filas de sillas que se disponen alrededor de un gran escritorio. Sentado tres él, en un enorme sillón de piel y mirándonos con una enorme sonrisa falsa, está el Rey.

Me detengo en seco, no quiero acercarme ni un centímetro más.

Miro a Trevor y Gabe, quienes parecen tranquilos, pero la tensión de su espalda y la intensidad de su mirada me dicen que no lo están.

-Por fin, pensé que nunca llegaríais -dice el Rey y se lleva un puro a la boca.

-Hemos traído también a la chica -habla uno de los hombres -. Escuchó demasiado y pensamos que tal vez querrías hacer algo con ella.