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Me visto para la cena con algo sencillo, unos vaqueros cómodos y un jersey rosa que me hizo mi abuela a mano hace ya muchos años, pero como me mantuve casi en la misma estatura aún puedo seguir utilizándolo.

Trevor también viste informal, con una sudadera gris y unos pantalones negros. Parece nervioso cuando baja las escaleras, pero cuando me ve su actitud cambia.

-¿Estás lista? -pregunta mientras coge las llaves del coche.

-Si ¿y tu? ¿Llevas todo? -le lanzo una mirada cómplice y Trevor asiente -. Quería pedirte algo.

Trevor me mira con una expresión interrogante.

-Me gustaría conducir -digo, poniendo mi cara más inocente -. No se ve un coche así todos los días, quiero saber qué se siente manejarlo.

Trevor mira las llaves que le cuelgan de la mano y luego me mira a mí.

-¿Puedes prometerme que no le va a pasar nada? -pregunta muy serio.

-Te lo prometo -sonrío mucho y extiendo las manos pidiendo la llave, Trevor finalmente cede y me la pasa.

-Casi se me olvida -dice de repente y va hacia la cocina. Le escucho abrir uno de los armarios y segundos después aparece en el recibidor de nuevo, con una botella de vino entre las manos.

-No podíamos aparecer con las manos vacías -sonríe y pasa por mi lado para abrir la puerta.

El trayecto a casa de Bambi no es muy largo, pero disfruto infinitamente conduciendo el coche de Trevor. Hago caso a sus indicaciones, aunque en un par de ocasiones casi sigo el camino incorrecto, pero finalmente terminamos aparcando frente a una casa.

Desde el interior del coche me fijo en que no es una casa muy grande. Las paredes blancas están algo sucias, con marcas de lluvia que caen desde el tejado. Las plantas crecen sin ningún control por el jardín, algunas incluso trepan por la fachada de la construcción.

Miro a Trevor, quien tiene la misma expresión que yo.

-¿Estás seguro de que es aquí? Parece abandonada -digo en voz baja, como si Bambi pudiera escucharnos.

-Es aquí, pero yo tampoco la recordaba así...-Trevor abre la puerta del coche y sale al exterior.

Cuando salgo yo también, las luces del porche se encienden, y a pesar de que hace una noche tranquila, se me ponen los pelos de punta.

Bambi abre la puerta y sale a recibirnos. Lleva puesta una falda de cuero y una camisa de encaje negro que deja ver todos sus tatuajes, incluyendo la Torre. La melena rubia le cuelga por la espalda mientras se acerca a nosotros.

-Que puntuales -dice cuando llega a nuestro lado.

-Hemos estado a punto de perdernos varias veces -se burla Trevor, echándome una mirada juguetona -, pero lo hemos conseguido.

-Ya veo -Bambi enarca una ceja, pasando la mirada entre nosotros -. Acompañadme.

Seguimos a la rubia por el camino empedrado hasta la puerta. Crece musgo entre los adoquines y crecen muchas malas hierbas a nuestro al rededor, pero a medida que avanzamos unas pequeñas luces se van encendiendo y, si lo miras con los ojos correctos, puede parecer bonito.

Lo primero que noto al entrar en casa de Bambi es el olor a comida caliente.

-Pollo o pavo -me digo a mí misma.

Un pasillo largo se extiende ante nosotros, con varias puertas flanqueándolo, solo de una de ellas sale luz. Bambi nos guía por el oscuro pasillo, yo voy la última tras ellos y me doy cuenta de que todas las habitaciones están cerradas menos una. Un extraño olor metálico emana de ésta y no puedo evitar asomarme un poco.

♚Reyes y Peones♔ #RP1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora