Suavemente, me pongo un poco de maquillaje para cubrir el moretón que tengo de ayer. Me muerdo el labio cuando paso el dedo por el sitio afectado, tratando de controlar el dolor. Me pongo algo de rímel y brillo de labios. Me miro a mí misma en el espejo. Los ojos que me miran desde el otro lado guardan mucha tristeza, y miedo. Apenas me reconozco.
-VICTORIA -escucho a mi padre llamarme desde el pie de las escaleras.
-YA VOY -le respondo, intentando no sonar demasiado autoritaria.
Me sigo mirando en el espejo. Se supone que hoy tendría que ser el mejor día de mi vida, el día de mi graduación. He esperado tanto tiempo este día... el día que significaría mi libertad. Pero han pasado demasiados cosas que lo han cambiado todo. En vez de sentirme libre, me siento completamente atrapada. Me pierdo mi graduación para ir de compras con Sebastian. Mi corazón duele; no quiere estar en la misma casa que esas personas a las que llamo padres. Me aparto esos pensamientos rápidamente, llego tarde y Sebastian me está esperando en el piso de abajo. Agarro mi bolso y salgo de mi habitación. Cuando bajo me encuentro a mi padre y a Sebastian riendo. Sebastian me mira con una gran sonrisa, lo que hace que mi cuerpo empiece a temblar.
-Hola, cariño -me dice.
-Hola, Sebastian. Siento haberte hecho esperar -digo, intentando sonar educada.
-Usa todo el tiempo que necesites. ¿Vamos?
-Sí, claro.
Cuando vamos a salir, me coge la mano. Tengo la repentina idea de retirarla y de pegarle en la mejilla, pero sé que no debo. Me lleva hasta su negro y pequeño Camero. Me abre la puerta y me deslizo dentro en silencio. Me sonríe y con gentileza cierra la puerta. Entra por la otra y me mira directamente a los ojos. Su sonrisa es misteriosa y oscura.
Despacio se va acercando a mí. Nuestras caras están separadas por centímetros. Puedo sentir su respiración sobre mi cuello. Sus ojos están llenos de lujuria y no quiere quitarlos de encima de los míos. Se acerca más todavía, rompiendo cualquier espacio que antes había entre nosotros. Mi corazón parece que quiera salirse de mi pecho, y mi mente le grita que pare.
-Por favor, no -susurro, no del todo segura de que me haya escuchado.
Veo cómo su mano agarra algo de detrás mío y su sonrisa se vuelve inocente.
-La seguridad primero -dice, volviendo su asiento después de ponerme el cinturón de seguridad.
Dejo soltar el aire que ni siquiera sabía que estaba aguantando. Me acaba de poner el cinturón, pero sé muy bien cuáles eran sus intenciones.
Sale del patio de delante de mi casa y sus ojos no se apartan de la carretera. No digo ni una palabra, porque no me atrevo. Mueve su mano desde el volante hasta la mía, y la agarra con ternura. No protesto, ¿qué más puedo hacer?
-Vas a ser una esposa perfecta -dice, casi inaudiblemente.
***
Estamos en la ciudad, entrando en diferentes de las tiendas más caras del centro. Sebastian se empeña en comprarme todo en lo que mis ojos se posan. Hemos estado comprando unas cuantas horas. No tengo ni idea por qué ha aceptado a hacer esto siquiera. ¿Los chicos no odian ir de compras? Sebastian tiene hambre, así que decidimos parar e ir a comer. No he dicho mucho durante todo el día, lo que supongo que le resulta irritante. La camarera apunta nuestro pedido y se va.
-Bueno, ¿estás disfrutando de tu día hasta ahora? -pregunta, mientras da un sorbo a su copa de vino.
Tiene veintirés años, y yo dieciocho. Aparenta ser más mayor, así que la diferencia no es tan grande como yo pensaba.
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The Letter {Español}
HorrorLa vida de Victoria ha sido un infierno desde que era pequeña. Su padre la maltrata constantemente y su madre mira hacia otro lado. Se siente perdida en el mundo y sin ninguna ayuda que le impulse para adelante. Pero un día se encuentra una carta en...