Día 12

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*siento las faltas de ortografía c: *

Día 12. 

Miro por la ventana, mirando fijamente las vistas que están en frente mía. Esto es nuevo para mí; la escena es completamente distinta a la cual siempre escapaba desde mi casa. Acerco mis rodillas a mi pecho y las abrazo. Las vistas desde el apartamento de Sebastian son la ciudad entera, muy diferente a la vista de la naturaleza que tengo desde casa. La naturaleza siempre consigue que me introduzca en ella, en un mundo diferente donde todo parecía ser perfecto. Podría mirarla durante años, me encanta la naturaleza. Esa es la única razón por la que odio estar aquí; es raro no poder encontrar tan bonito escenario como habitual. 

-¿Te gusta la ciudad? -escucho a Sebastian unos cuantos pasos de mí, respetando mi espacio. 

-Lo opuesto, en realidad -susurro lo suficientemente alto para que lo escuche. 

-Me alegro de que te quedases aquí. 

-Yo también. 

El silencio nos rodea por un momento. 

-Victoria, si hubiera alguna forma para parar ésta boda, lo haría. Sé que no te gusto mucho, pero... -tarda unos segundos en continuar, sin saber cómo seguir la frase- ¿recuerdas cuando nos conocimos por primera vez, y cómo te dije que quería ser al menos un amigo? -pregunta. 

Asiento despacio, sin saber muy bien hacia dónde se dirige ésta conversación. 

-Bueno, eso es lo único que te pido que hagas. Que confíes en mí, y que seas mi amiga; sé que nunca me verás como a un marido, pero prefiero compartir una casa por el resto de mi vida con una amiga que con una extraña. 

Giro la cabeza para que nuestros ojos se encuentren y se funden los unos en los otros. Eso sucede mucho entre nosotros últimamente. 

-Confío en ti -digo. 

Me envía una sonrisa matadora que hace que me derrita en mi sitio. Anda hasta un armario y vuelve con una pequeña caja negra. Su cara está seria cuando me la tiende. 

-Otra vez, no quiero que te sientas presionada ni nada, pero sólo quiero preguntarte si por favor podrías llevarlo -mira la caja como si su posesión más preciada estuviera ahí dentro. 

Trago saliva con fuerza cuando empiezo a abrir la caja. Ahogo un grito cuando veo lo que ésta contiene; la belleza que refleja me deja completamente sin habla. 

-Es el anillo de boda de mi madre, significaría mucho para mí si aceptarías llevarlo. 

Sacudo mi cabeza. 

-No podría aceptarlo. Es de tu madre, ella probablemente querría que alguien que fuera lo suficientemente buena para ti lo llevara; no yo. 

-Tú eres todo lo que mi madre hubiera querido tener como nuera -me sonríe cuando lo dice. 

Me quita la caja con el anillo mientras me coge suavemente la mano e introduce el anillo en mi dedo anular. No puede dejar de sonreír cuando me besa la mano. 

Me quedo sin habla. 

-Volveré del trabajo sobre las seis, y luego podemos hacer todo lo que tú quieras. No quiero que te aburras. 

***

No puedo evitar sonreír como una idiota todo el día. Algo tiene que estar seriamente mal conmigo, porque odio sólo pensar en la idea de casarme, pero aún así, cada vez que Sebastian se acerca a mí, mi corazón da un vuelvo. No entiendo por qué me siento así siquiera, ¡apenas lo conozco! ¿Quien sabe si al final resulta ser un asesino? Me río de mi misma, probablemente Sebastian no heriría a una mosca. 

The Letter {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora