Día 11

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*siento las faltas de ortografía*

Día 11.

El olor a bacon y a tortitas llena la cocina cuando le doy la vuelta a la última tortita y la dejo hacerse. Miro la masa cocinarse con la espátula en la mano y dejando que los pensamientos me llenen la mente, y entre ellos está Cole. Mi corazón late deprisa, debatiendo entre si quedarme o marcharme de aquí. Diferentes opciones se dibujan en mi mente: una de ellas es quedarme con Dominic y con Tony, aunque probablemente sólo molestaré. Apuesto a que la madre de Tony no le haría mucha gracia que yo me uniera a su casa, especialmente si ya hay otros dos chicos en ella.

-Wow, vas a quemar la masa -dice Sebastian cuando entra en la cocina -. Buenos días, preciosa.

Doy un salto en sorpresa y dejo la comida en un plato al lado de los fuegos.

-Buenos días -me sonrojo-. Lo siento, estaba en otra cosa y se me olvidó por completo -digo riéndome.

Sus ojos miran en los míos con pena; ha estado mirándome de esa forma las últimas horas y lo odio. La última cosa que necesito es que me tenga pena y que piense que soy débil. Me fuerzo a mí misma a apartar la mirada, y dejo dos platos encima de la mesa. Tarareo bajo y sirvo dos tortitas y algunas tiras de bacon encima de los platos. Le escucho suspirar cuando se acerca al frigorífico y saca el cartón de jugo de naranja, y sirve la bebida en dos copas.

-Estoy bien -digo, con voz irritada.

Comemos en un tenso e incómodo silencio por algunos minutos.

Sebastian suspira.

-No entiendo por qué lo haces -dice mirándome a los ojos, buscando algún indicio de emoción en ellos.

-¿Hacer qué? -digo confusa mientras me meto un trozo de bacon a la boca.

-Unos minutos estás feliz, y poco después no quieres ver ni un sólo ser viviente -dice.

Bajo la mirada hacia mi plato, avergonzada por cómo me he comportado delante de Sebastian.

-Lo siento. Es sólo que... estoy confusa por muchas cosas. Aún no estoy demasiado acostumbrada a todo; todo eso del matrimonio contigo y la situación de mi padre... Aún me tengo que acostumbrar a ello.

-Lo siento, no estoy siendo considerado. Claro que no quieres casarte conmigo si estás enamorada de Dominic -dice forzando una sonrisa.

Cuando lo dice, quiero decirle que no estoy enamorada de Dominic, pero me interrumpe:

-He hablado con tu padre y con el mío ésta mañana -dice serio-. Tienes la opción de irte a tu casa o quedarte aquí hasta la boda, que es en 19 días -dice, preocupado por cuál podría ser mi reacción.

Me levanto de un salto y doy un paso atrás.

-¿19 días? -pregunto.

Se levanta también, asiente despacio y da un paso hacia mí.

-Sé que está a la vuelta de la esquina pero cuanto antes te vayas de esa casa mejor. No puedo esperar más. ¿Qué pasa si tu padre te vuelve a pegar?

-¡No lo hará! ¡Me quiere! Sólo fue una vez, un solo error en toda su vida. ¡No puedes ir casándote con la gente sólo porque te den pena! NO SABES NADA DE MÍ, NO ME CONOCES. -grito y le aparto de mi de un golpe; mi puño conecta con su pecho y descargo todo el odio que he estado acumulando todos éstos años.

Lo que viene después es un silencio mortífero. La expresión de Sebastian no grita otra cosa más que dolor. No puede siquiera mirarme a los ojos.

The Letter {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora