The Letter {Español}

Día 30

*siento las faltas de ortografía*

ESTE NO ES EL FINAL, HAY UN EPÍLOGO. 

Día 30. 

*Sebastian's POV*

No está aquí. 

Todo el mundo está en el ayuntamiento listos para que empiece, pero ella no está aquí. ¿Por qué no está aquí? Doy patadas en el suelo de madera; llega treinta minutos tarde y no contesta al teléfono. Sé lo que significa, pero no quiero creerlo. Hay demasiadas consecuencias que ocurrirán si el matrimonio no se mantiene en pie. Miro a mi padre, el cual no deja de mirar su reloj. 

Charlot saca su teléfono una vez más para intentar llamar a Victoria. Sé que no merece la pena. Victoria se ha ido. Apostaría a que se ha ido de la ciudad y se escapó de ésta, dejándome con sentencia de cárcel por un crimen que yo no cometí. Espero ansiosamente, esperando que esté equivocado. Victoria no me traicionaría de esta forma, ¿no?

Charlot cuelga y me niega con la cabeza. Aprieto los dientes, esto no puede estar pasando. ¿Qué hice mal? Ella sabe mis sentimientos hacia ella, estoy dispuesto a pagarle la universidad y todo lo que ella desea, ¿qué es lo que no me hace lo suficientemente bueno?

¿No entiende que ella es la persona que me hace mantenerme en pie?

El juez anda hasta mí. 

-Lo siento, pero tengo otros compromisos. Siento decir que la boda debe ser cancelada. 

-¿Dónde coño está, John? -pregunta mi padre enfadado. 

-No lo sé -dice entre sus dientes apretados. 

Mi yeléfono vibra en mi bolsiilo y un mensaje de Victoria aparece en pantalla. Los teléfonos de John y de Charlot vibran también, y el mismo mensaje aparece a los tres. Cliqueo y lo leo: 

Día 30. 

¿Buscando a Victoria? Id al sitio donde todo comenzó y la verdad se revelará sola. No venís y su muerte será todo obra vuestra. 

P.D: Cualquier signo de policía, y Victoria morirá inmediatamente. 

-Cole. 

Miro la pantalla. No se ha espacapado; ha sido secuestrada. 

-¿Qué está pasando? -pregunto mirando a John y a Charlot. 

¿Por qué mi chica siempre está en problemas por culpa de sus horribles padres? 

John y Charlot se miran y tienen una conversación con la mirada. 

-Tenemos que ir -dice ella. 

Él se mantiene callado, lo que hace que el enfado corra por mis venas. 

-Por supuesto que tenemos que ir. De ninguna manera vas a salir de ésta, John -digo. 

-Vamos. 

***

Cuarenta y cinco minutos más tarde, llegamos a una casa de madera quemada. Los árboles grises y el cielo encapotado hacen el ambiente frío y sombrío, y, sobre todo, peligroso. Lo que una vez fue una casa grande y elegante casa, se ha convertido en un montón de madera con el techo roído y matrecho, con las ventanas rotas y sin una puerta visible.