Día 21

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Día 21

*Victoria's POV*

Me siento en la silla con las rodillas contra mi pecho, y apoyo mi cabeza en mis piernas. Sujeto mi taza de café con ambas mis manos y miro a la nada. Me siento perdida y sin salida. No puedo apartar mi mente del hecho de que Melissa haya muerto, y sobre todo de que Cole la haya asesinado.

-Me voy a trabajar -dice Sebastian entrando en la cocina.

Se acerca a la carretera y llena su taza. Se da la vuelta y me mira, pero no me mira a los ojos. Está cansado, las bolsas bajo sus ojos son la prueba de eso. Intento hacer contacto visual con él y le envío una pequeña sonrisa.

-¿Cómo has dormido?

Da un sorbo a su café.

-Mal. ¿tú?

-También -digo en monotono.

-Tengo que irme, volveré más tarde.

-Lo siento, Sebastian -susurro lo sufiente alto como para que lo escuche.

Sacude su cabeza.

-Era mi bebé -dice simplemente.

Se acerca a mí y me besa la frente, amable y gentil. Coge su cartera y sale de casa. No le puedo culpar por actuar así de distante; acaba de perder a su hijo.

Me levanto de la silla y miro cómo arrojo las sobras de mi café por el lavabo. Dejo la taza en la encimera y ando hasta el sofá, donde me dejo caer. Apoyo mi cabeza en los cojines y cierro los ojos.

Nunca me gustó Melissa, pero nunca desearía a nadie algo así, por muy poco que me guste. La culpa me está carcomiendo por dentro, yo sé la verdad de lo que ha sucedido. Y tengo miedo, más de lo que he sentido antes. Cole es capaz de asesinar y eso no ayuda a calmarme.

Saco despacio la carta de mi bolsillo y la extiendo. La sujeto en mis manos con fuerza, y la leo una y otra vez. Tantas veces he la he leído, que se ha distorsionado su significado. Veo la tinta negra sobre el papel, pero todo parece tan lejano..., no puede ser verdad, ¿no?

Melissa está muerta.

Me repito esa frase una y otra vez. Siento las lágrimas correr por mis mejillas, dos vidas se perdieron ayer, y una de ellas era el niño de Sebastian. Mi corazón se rompe, nunca he conocido a nadie que más tarde se haya muerto, y aunque no me llevaba bien con Melissa, duele. Y no puedo ni imaginar por qué está pasando Sebastian ahora mismo, perdiendo a una amiga y a su hijo.

La noche de Sebastian fue de todo menos apacible, no paraba de moverse, y al final optó por levantarse en mitad de la noche y sentarse en la silla. Intentó no hacer ruido para mí, pero, ¿cómo podría dormir, después de la tragedia de Melissa? He intentado animarle, pero él ,sólo me apartaba y me decía que necesitaba dormir. Y me quedé tumbada toda la noche escuchando su hueca y profunda respiración.

Abro mis ojos y me aparto las lágrimas. La carta en mis manos sólo me recuerdan lo muy cruel que es Cole, y demuestra de lo qué es capaz de hacer. Me levanto y ando hasta la cocina, y busco unas cerillas. Después de varios minutos buscando y apartando lágrimas, las encuentro encima de la encimera. Miro la carta conociendo las consecuencias si procedo con ésto.

Enciendo la cerilla y la acerco a una de las esquinas del papel. La brillante y amarilla llama que prende enseguida sobre el papel está suficientemente caliente como para mantener mi corazón en paz. El odio contra Cole ahora está satisfecho en la llama que consume la carta, o por lo menos por ahora. Veo cómo el fuego transforma el papel en cenizas y desaparecer, esperando desaparecer con ella.

The Letter {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora