Día 6

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*siento las faltas de ortografía*

Me incorporo en mi cama y siento mi cuerpo más relajado y más cargado de energía. Examino mi habitación. Estoy sola, ¿dónde está Sebastian? Veo la puerta del baño abrirse, y Sebastian salir de él. Lleva vaqueros, pero está desnudo de cintura para arriba. Se seca el pelo con una toalla, y se da cuenta de que le estoy mirando.

-¿Te gusta lo que ves? -me pregunta, sonriendo con picardía.

Siento mis mejillas arder y aparto la mirada rápidamente. Intento que él no vea que me he sonrojado, pero claro que lo ve.

-No seas tímida, Victoria. A propósito, me he tomado la libertad de darme una ducha. Lo siento.

-No importa, no te preocupes.

-Me tengo que ir, lo siento. Tengo una reunión importante y me va a ocupar todo el día. Volveré sobre las ocho para cuidarte. Traeré ropa ésta vez.

-Vale, pero no hace falta que me cuides. No soy una niña pequeña que necesita supervisión -digo mientras me levanto de la cama.

-No, tienes razón. No eres una niña pequeña, pero sí que tengo cuidarte, porque sino, no podría concentrarme en otra cosa. Estaría ansioso y no podré funcionar bien. Así que, sí, sí necesito cuidarte, y puedo seguir con mi día sabiendo que estas a salvo.

Sus palabras me sorprenden; nadie antes se ha preocupado tanto por mí. Tal vez Dominic, pero eso contarían dos personas en total.

-No quiero dejarte sola mucho tiempo. No después de lo que pasó ayer.

Me paralizo cuando menciona lo ocurrido ayer. Hago lo posible para que lo olvide y hacer que parezca algún suceso sin importancia.

Pongo los ojos en blanco.

-Dios mío, te dije que sólo era una broma. La única razón por la que grité fue porque fue inesperado. Me reí después, en serio -fuerzo una risa, y tengo suerte de que suena real.

-No sé si creerte-. Pausa un segundo.- Volveré lo antes que pueda, lo prometo.

-No, no quiero meterte prisa en el trabajo. Invitaré a un amigo, ¿te parece bien? Cuando termines con tu cliente me llamas y quedamos en algún lado. Verás que estoy sana y salva, y podrás ir en paz a tu casa y dormir bien.

-Todo suena muy bien, menos la última parte. Te mandaré un mensaje cuando termine con mi cliente, luego iré a mi casa a por ropa y vuelvo aquí. No me importa dormir fuera en el patio, pero estaré aquí -dice serio.

-¡Arg, vale! ¿Sabes? Eres muy cabezota -digo entre risas.

-Tú también, pero yo lo hago mejor.

Estoy por responderle cuando me corta.

-Tengo que irme. Te mando un mensaje cuando salga -dice mientras se pone la camiseta. Me da un beso en la mejilla-. Por favor, descansa mientras tu amigo esté aquí. No quiero que te pongas más enferma de lo que ya estás.

-Suenas más como un padre que como un amigo -digo riéndome.

-¿Sueno como tu padre? -responde coqueto.

Me pongo seria. Mi padre nunca se ha preocupado por mí. Ni siquiera se molesta por cuidar de mí cuando estoy enferma, nunca lo ha hecho y nunca lo hará.

-No. No actúas como mi padre ni de lejos -respondo, y aparto la mirada.

-¿Por qué siempre le llamas "padre"? ¿No es muy formal? -pregunta curioso.

Intento mejorar mi humor.

-¿No tenías una reunión importante? Mejor date prisa si no quieres llegar tarde. Voy a darme una ducha, y será mejor que ya no estés aquí cuando salga -digo, y le guiño el ojo. Nunca me he comportado de ésta forma.

The Letter {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora