Dejándose caer

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A veces, dolernos es
lo mismo que dejarnos
desnudos, debajo del
viento otoñal.

Empañar los cristales,
y los recovecos de
las pestañas.


Contarnos una a una
todas las dudas,
y desvestirnos,
quitándonos el miedo,
y el vértigo a
no vernos.


Fumarnos la vida
en un verso, sabor a miel
vestido de té.
Endulzado con amor,
a destiempo, sin tiempo.
Sin ganas ni besos,
con terrones de azúcar
vestidos de gris.


De nuevo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora