Tengo la tristeza
servida en un terrón
de azúcar,
endulzado con un poco de miel,
con un suave sabor a whisky.Todo me sabe a whisky últimamente.
No sé que estoy haciendo mal,
ni que estoy haciendo bien.
Tengo kilómetros llenos de tristeza,
y un domingo, que no me sabe a lunes
ni a domingo: me sabe a ti.
No sé quien soy,
ni tengo la noción de ser otro
si no es contigo.
Me he vuelto tan dependiente a tus engaños
que yo mismo me pincho el dedo
para que puedas beber de mí.
Y en la inconsciencia
de mi sangre derramada,
pueda ver tu figura
pintada en el fondo de mi habitación,
donde mi alma,
se ve en ruinas: Grecia, es lo único que queda,
cuando no estás.