Sinceridad y suicidio

43 3 0
                                    


Querida:
no tengo mucho que decirte,
pero tengo un poema,
que quizá, jamás leas.

Me he quedado a vivir debajo de tu falda,
si soy un poco más honesto: debajo de tu ombligo.


Me he desgarrado la piel
besando tus piernas de alfiler,
al filo, de una carretera con demasiadas
curvas: tus caderas.


Y no he querido salir de tu sonrisa,
esa,
que se quiebra cuando riegas tus bragas por la habitación
llenándolo de amor, y caricias a medias.


No quiero hacerte el amor.
Quiero llenarte de estrellas
las noches de insomnio,
mezclándome con el humo de tu cigarrillo
quitándote el sabor a tristeza
con mis labios de whisky,
si,
así como Elvira y su naufrago.


Arder debajo de lluvia
esperando un beso,
uno de esos,
que te dejan sin aliento,
y duran hasta el día siguiente,
entremezclandoce con el café
y el terror de amanecer
y no encontrarte.

De nuevo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora