El problema es que nos conocemos tan poco, y vivimos en el mismo corazón; tú inexplicable risa acompañada de desierto y desaciertos. Mi inevitable remordimiento por todas las cosas que no fui capaz de soltar por cobarde. Nos llevaron a un punto sin retorno; contando los pasos cuenta atrás. Deshojando girasoles, en vez de hacernos lo mismo con el desamor.
El problema es que nunca te busque. Te fuiste sin haberte ido; siempre te quedaste a un lado mío. Te fuiste a medias, y no me di cuenta que en realidad, esperabas que sujetara tus ganas de salir corriendo por salidas de emergencia.
Tú problema fue que nunca supiste leerme por dentro; siempre leías por fuera. Te bastaba con dejarme los miedos al filo de tu sonrisa, y es bastante jodido siempre correr de un lado a otro, sin dirección.
Nuestro problema fue que nos quisimos con vendas; con retardos. Con la inseguridad de la sociedad. Con tantos estereotipos, de que si yo no debería escribirte poesía; de que si tú, no deberías salir corriendo detrás de mí, preguntándote que si la distancia es lo que quería realmente.
Nos llenamos la cama de mentiras. Y la verdad es, que aunque estuviésemos rotos, llenos de problemas, con tanto guardado dentro, nos quisimos. Y vaya que lo hicimos, joder. Nuestro problema fue, no aceptar quienes somos.
