Llegaste como una casualidad,
escurriéndote entre mis
sabanas y llenándolo todo de versos.Queriéndome sin miedo
pero con miedo.
Sé que es contradictorio,
pero la lógica no existe
si hablo de poesía: si hablo de ti.
Estás tan guapa cuando dudas
de tu piel de carmesí,
pero estás aun más guapa
cuando te sientes segura
de ti.
Te he dicho tantas veces que posees una belleza
fuera de este mundo. Que no eres real, al menos,
siempre lo he pensado.
¿Cómo puede haber alguien como tú?
Quien brilla temerosa, inconsciente de su luz,
pero consciente, de la tristeza,
que es para ti, como una vieja amiga.
He leído tus cartas al precipicio,
y me ha costado no tragar saliva.
Eres la cura que tanto necesitas.
Pero estás tan ocupada queriendo a otros,
que no te das cuenta,
que vales los versos y los desvelos.
Ayot. Te quiero tanto que siento,
que tanto es poco, y poco es tanto.
Jamás dejes de brillar,
porque no sabría a quien querer.
Y cuando sientas,
que el mundo se viene abajo,
y todo te queda ajeno, tu no te preocupes,
que cuando tu estés sufriendo,
piensa, que en algún lugar del mundo,
yo también estoy así.