Quiero llenarte las primaveras de luciérnagas.
Navegar en un barquito hacía tus costillas.Te veo caminar por las calles de una ciudad en
decadencia. Con ganas, de quitarte la ropa,
y escabullirnos debajo de los puentes,
con la intención, de mojarnos las bragas
y besarnos los deseos.
Soy demasiado energético,
y tú, demasiada tristeza,
que termina por fundirse
con mi manía de hacerte sonreír,
y tú manía de llenar las paredes
de maquillaje.
No era necesario dejar de mirarte a los ojos.
Porque no sabía nada, si no se traba de ti.
Era la anatomía de tus piernas.
La sensación del beso amargo,
después de verte en llanto.
Éramos éxtasis
y por un tiempo,
fuimos suficiente para ambos.