Solía ser un vendedor de artículos para frikis, otakus y nerds en festivales de anime. Siempre me encontraba atendiendo a cualquier chico o adulto que quería algo que le interesara. Nuestros productos consistían normalmente en pins, collares, muñecos, anillos, llaveros, camisas, máscaras, etc. Mi compañera, Nayeli, mi novia, siempre era distraída. Se sentaba a leer sus revistas, mientras que yo atendía.
-Nayeli, se acabaron los llaveros de Minecraft, ¿Puedes traer más a la camioneta? – Le dije ese día. Volteó los ojos, con desagrado y se levantó por ellos. –También te amo. –Le dije. Estaba molesta por algo en especial, porque no era así. Era divertida. Algo la molestaba, y tenía que descubrir qué era, o terminaría siendo yo, el que pagaría. El día terminó bien. Terminamos la venta unas horas antes de la clausura del día. Me sentía feliz. Relajado. Levantamos la tienda. Guardamos todas las mesas y nos pasamos el resto del día, disfrutando del festival.
-Jim –Me dijo Nayeli, sin mirarme a la cara. –Es él. -Voltee para ver de quién se trataba. Nos dimos vuelta para que no nos viera. Se trataba de William Gregory Johnson. Uno de nuestros vecinos. Nos hizo un préstamo hace unas semanas. Se fue de viaje y nos dijo que regresaría dentro de una semana más por el dinero. No dijo que estaría aquí hoy. Solo eso significaba que venía a cobrar. Tuvimos que comprar máscaras ese día, para que no nos viera. La paga necesitaba esperar un poco más.
-Solo déjate la máscara –Le dije, sosteniendo la máscara de ''RedHood'' para ponérsela.
-No, Jim, no quiero esa. Dame la de Kaneki.
-No discutamos ahora, ¿OK? –Dije, apresurado, pues no lo veía por ningún lado. Se pudo haber escondido. Ella se puso la máscara, que era cómo un casco duro.
-Está empezando a darme calor...- Dice, tocándose la frente.
-Solo sígueme, yo...-Me interrumpe un brazo en mi hombro. El señor Johnson.
-Jimmy, amigo, que gusto me da verte. –Dice, mostrando una sonrisa falsa. Lo noto muy bien. –Escucha, se que te dije que regresaría dentro de una semana, pero pues, las cosas cambiaron y regresé antes, además, necesito el pago ahora.
-Señor, Johnson, lo lamento, pero no... es que... no tenemos aún el dinero. Podemos darle solo una parte...
-No me mientas, chico, se que lo tienes. Lo necesito. –Dice bajando la voz y mirándome con seriedad. ¿A caso tenía deberes también? Eso parecía. Como si tuviera tratos con alguien que también le cobraría. Pero en eso, todo cambió. Hubo un disparo y muchísimos gritos. Una mujer tirada en el suelo, a varios metros de nosotros. Usamos ese momento para correr, pues el seño Johnson ni siquiera nos voltea a ver. Se queda impactado de ver a la mujer tirada en el suelo.
-¿Jimmy? ¿Qué acaba de ocurrir? –Me pregunta Nayeli observando al señor Johnson y a la mujer tirada en el suelo. El señor Johnson se acerca para observar su cuerpo. Estudió medicina un año, y luego lo dejó, creía que podía hacer algo, pero terminó mal.
Hubo más gritos. Esa mujer se levantó de nuevo. Y corrió hacia él. Le mordió el brazo. No lo soltaba. El hombre del arma estaba luchando para soltarse y tomar el arma, pero lo tranquilizaron. Intentaron detener a la mujer, pero seguía mordiendo al señor Johnson y a quienes se acercaban a ella. Pero no era la única. Aparecieron otros 4 de forma similar. Ojos amarillos, completamente, sin pupila. Sangre en la boca. Eran lo que me imaginé. Zombis.
-No me jodas, ¡Nayeli, hay que irnos ya! –Le grité, tomándola del brazo para correr. Normalmente, los zombis no corren, pero estos... estos eran otra cosa. Corrían como dementes. Furiosos. Estaban desgarrando la carne de todos los que estaban ahí. Esto no era real. Tenía que ser alguna clase de obra o entretenimiento. Pero parecía real. Abrían estómagos. Decapitaban cuerpos. Arrancaban brazos. Ellos mismos se convertían. Esto es una locura. –No te separes de mí, Nayeli. Te sacaré de aquí.
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Apocalipsis Mutante
БоевикUna caja de pistolas. Una chica encapuchada. Mis cuchillos. Un destello rosado. Y Ellos. Siempre están ellos en mis sueños. Los muertos. Quiero darte la bienvenida a mi nuevo mundo. Hemos pasado 5 meses, 12 días y 15 horas aquí. Encerrados en una pr...