-¿Cuánto crees que tarde el efecto, considerando que Steve es un Mutante? –Pregunta Kevin.

-No lo sé. Recuerdo que la doctora Munroe dijo que el virus se apoderaba del cuerpo en máximo 2 minutos. No sé si los mutantes tardarán más. O más bien, que no se infectarán del todo.

-No confío mucho en esa teoría, pero cuando obtengamos un auto, volveremos a ver si sigue ahí. Tomaremos precauciones.

-Supongo que será lo mejor.

La caminata se vuelve cada vez menos larga cuando logramos ver el lugar del que venimos. Esperemos que Erick y Andrea nos dejen llevarnos uno de los autos. Y espero aún más que alguno funcione. Llegamos al lugar y Kevin hace una seña. Levanta la mano, queriendo saludar, aunque no sabe hacia dónde, así que gira en varias direcciones.

-¿Qué haces? –Le pregunto.

-Si nos están viendo, deben saber que venimos en paz. –Responde.

-Tarado. –Le digo. –Erick. –Exclamo. -Andrea. Somos nosotros. Tuvimos un problema allá afuera. Nuestro auto calló por un barranco y ya no pudimos salir. Esperábamos llevar uno de estos autos. –No escucho nada. Parece que fueron a algún otro lugar. Vamos por uno de los autos e intentamos encenderlo. Kevin es quien sabe hacer eso, juntando los cables bien. Tarda unos minutos, pero lo logra.

-Maldito, lo lograste.

-¿Cómo crees que entré al ejército?

-Vámonos.

-¿Quién anda ahí? –Exclama Erick. Entonces le hago una seña de paz, así como la que hizo Steve. Entonces me sonríe. –Creí que se habían ido.

-Tuvimos un problema. Nuestro auto cayó por un barranco y ya dejó de funcionar.

-¿Cómo hicieron para encenderlo?

-Cruzando estos cables. –Le dice Kevin, mostrándole los cables que juntó.

-¿Pueden enseñarme? Nunca supimos encenderlos sin las llaves.

-Si no te importa, lo haremos mañana. Debemos volver por nuestro amigo. Fue rasguñado, pero no ha mostrado cambios y lo dejamos abandonado. Además, ya está por oscurecer.

-Sí, entiendo. Suerte.

-Gracias. –Le digo. Entro al auto y nos vamos. Tomamos la misma ruta y estacionamos el auto en el exacto lugar donde cayó la camioneta y dejamos a Steve. Pero llegamos tarde. Al parecer el rasguño causó un daño peor a la transformación. Su cuerpo está recargado aún en el árbol. Sus ojos lloran sangre negra y de su boca también sale sangre. A los mutantes les va peor entonces.

-Debemos volver. –Dice Kevin. –Se ha ido.

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Apocalipsis MutanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora