Nos juntamos todos para tomar una decisión. Sólo veo inconformes a la familia de Frida. Ellos apenas nos conocieron. Ahora, conocer a más sobrevivientes podría ser difícil. Podrían ser violadores o asesinos seriales, pero sólo lo verificaremos si los acompañamos

-No pienso ir, Jimmy. –Dice Nayeli. –No me siento cómoda aceptando ayuda de alguien desconocido que ofrece alojamiento en un lugar lejano.

-Así fuimos nosotros. –Respondo- Alojamos a 5 personas que no conocíamos. Cualquiera podría querer matarnos en cualquier momento. Pero no fue así. Aceptaron quedarse para poder sobrevivir.

-Yo acepto ir. –Dice Frida. –No podría estar en este departamento más tiempo. No me gustaría pasar y ver todos los días el mismo lugar por donde murió mi padre. –Ella luego voltea a ver a su hermano y a su madre, pero ninguno de ellos dice nada. No hasta que Frida da un paso adelante para acompañarnos. Entonces, ellos también se levantan, aceptando ir. Viviana también. Sólo Nayeli queda inconforme con la decisión de irnos.

-Estaremos bien. Si intentaran algo, no lo permitiría. –Ella me mira a los ojos, pero no dice ni una palabra. Poco después, acepta, pero su voz no suena convencida.

-Escuchen bien. Iremos con ellos. Necesitamos un refugio distinto y amplio. Llevaremos las provisiones para compartir con los necesitados que haya allá.

-Eres de gran corazón, viejo. –Dice Viviana- Más vale no nos traicionen. Si lo hacen, te mato primero.

-No sucederá. –Le respondo- Debemos estar alertas en caso de que deseen atacarnos. Newit y yo llevaremos las armas.

-Lógico. –Dice Newit.

-Les prometo que estaremos bien. No podemos dejar ir una oportunidad como esta.

Salgo del edificio y me encuentro con el auto de Leonard y Oscar estacionándose frente a la puerta. Ambos bajan y en la parte trasera, está una chica de cabello castaño, más baja que yo y usando lentes rojos.

-¿Quién es ella? –Pregunto.

-Cada que salimos a buscar gente o cosas que nos sircan del refugio, vamos 3 personas. Ella decidió cuidar la camioneta. –Dice Oscar.

-Gbriela. Un placer. –Dice, extendiendo la mano para saludarme.

-Jimmy. –Respondo.

-No tienes novia, ¿Cierto? –Dice ella. Lo que me deja pasmado.

-Gab! –Dice Oscar. –No vinimos a iniciar relaciones instantáneas. Vinimos para encontrar gente y cosas útiles.

-Lo siento, es que me pareció atractivo. –Dice ella.

-Por favor, no hablen como si no estuviera aquí. –les digo, soltando una risa. –Y sí tengo una novia.

-Uhm... -Dice, soltando una expresión de sorpresa en sus ojos. –Mierda! Lo siento.

-Si ya terminaron, empezaremos a subir las cosas. Los infectados llegarán en cualquier momento.

Todos empezamos a subir cajas llenas de comida enlatada, en bolsas y algunas que aún no caducan y que necesitan refrigeración. Una suerte que ellos aún tienen energía, por lo que Leo me cuenta mientras subimos las cosas. Vienen de una escuela a casi 30 minutos. Han encontrado a 58 personas qué cuidar. Mujeres, niños, adultos mayores o enfermos. Los hombres y algunas mujeres se unen a ellos para salir a explorar los lugares. Vigilando también que los zombis no entren a su territorio. Habían reforzado el lugar con una cerca reforzada. ¿Habrán tenido esto planeado?

-Parece que eso es todo. Muchachos, hora de irnos. –Dice leo, entrando a la camioneta. Nosotros entramos al auto y seguimos su camino.

Pasamos por una carretera con pocos zombis caminando en direcciones distintas, sin saber a dónde, hasta que pasamos por de lado. Luego comienzan a seguirnos, pero avanzamos y se quedan atrás. Después, nos vamos por un camino rodeado de tiendas de acampar que se movían. Personas dentro que querían salir. No. No eran personas. Ya no.

No comprendo para nada cómo es que esto sucedió tan deprisa. Tan repentinamente estamos viendo a la gente caer desde sus hogares. Puede entonces que el virus no sólo se propague de mordida o rasguño. Puede que esté en el aire.

No. Si fuera así, ya estaríamos contaminados. La sangre que cayó encima de mí también podría haberme infectado, pero no. Sólo me dejó inconsciente y con visiones del futuro.

Hoy no tuve nada que ver. Aún tengo en mi mente las cosas que vi en la noche anterior. El bosque. Zombis comiendo. La chica encapuchada.

Los zombis están en todos lados, pero no los conozco. No conozco el bosque y tampoco a la chica. No era nadie que yo conociera.

Al fin, después de un rato, llegamos al refugio. Una escuela con una cerca no tan alta, pero verdaderamente resistente. Varios zombis rodeaban el lugar. Una puerta se abre rápido y salen dos chicos con trajes que los protegían de cualquier mordida o rasguño. Disparaban con armas que no hacían ruido. Silenciadores. Se deshacían de cada uno sin gastar ni una sola bala, aún si se movían demasiado. Luego, la reja se abre y nos dan la señal de que entremos. Cierran la reja y dejan a los dos hombres afuera. Pero después de un poco, entran por una puerta secreta en la reja y la cierran rápidamente.

Nos estacionamos y bajamos del auto. Observamos el lugar. No es como otras escuelas. Es un poco distinta. El edificio lo son. Algunas escuelas son de un solo edificio. Ésta tenía varios. Un patio amplio. Árboles en algunos sitios. Bancas. Las personas caminaban alrededor sin preocupaciones.

-Bienvenidos. –Dice Leo.

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Apocalipsis MutanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora