Al amanecer, todos nos reunimos para despedir a Bianca. La conocimos poco, pero era una de nosotros. Juntamos varias piedras para hacer una montaña. No teníamos fotos, pero sí uno de sus reproductores de música. Así que lo dejamos en la parte superior, en vez de la fotografía. Escribimos su nombre con un cuchillo en el suelo y le pusimos flotes en un jarrón.

-Permaneció poco tiempo con nosotros. –Dice Robert. -Estuvo dispuesta a sacrificar su vida para proteger y ayudar a estas personas. Nosotros no tenemos mucho que decir. Quisiéramos invitar a quienes la conocieron primero.

Entonces Iván y su gente, incluyendo a mi hermana, se acercan a su tumba. Cada uno con una flor para dejar encima de su nombre.

-Fue hace apenas una semana. –Dice Iván. -Vimos lo que podía hacer. Tenía habilidades sobrehumanas. Eso no es nada normal. La llevamos con nosotros para ayudarla y darle refugio. Ella sabía entrar y salir de lugares sin ser detectada gracias a su habilidad. Los zombis que asesinó fueron demasiados. Era valiente. Era nuestra amiga.

Entonces Leo también da un paso al frente. Él era quien la conocía bien en realidad.

-Éramos compañeros de clase en la preparatoria. No hablábamos mucho, pero si lo conocía. Era una de las mejores de la clase. También era burlona. Algo rara, pero era buena persona.

-Pido un minuto de silencio. –Dice Robert. Nos mantenemos callados por un minuto largo. Escucho los leves sollozos de Nayeli. Veo las otras dos montañas de piedra. Una es del soldado que vi en mi visión. La otra montaña es de una mujer. ''Patricia''.

Termina el silencio, todos vuelven a sus lugares. Nos ponemos a preparar el lugar.

Yo soy el que se queda. No estuve presente cuando el soldado que cayó fuera de la reja murió. No tenía nada que decir al respecto.

-Kevin Grimm. –Dice Robert. –Era el nombre del soldado a quien viste en tu visión. De los pocos que sobrevivimos a la epidemia. Nos llamaron para luchar contra ella, pero los camiones para la evacuación habían partido. Nos dejaron atrás. Tuvimos que sacar a todos los que quedaban de sus casas y llevarlos a un lugar seguro. Había mala recepción y nadie contestaba nuestras llamadas. Fue ahí cuando pensé que ellos se habían ido a la mierda antes que nosotros. Que estábamos por nuestra cuenta. Encontramos esta escuela. Hicimos ajustes para defenderla. Metimos a quienes pudimos. Les dimos condiciones a los que fueran capaces de proteger a los necesitados. Alex, Leo y Oscar fueron los primeros. Han hecho un buen trabajo. Nos apoyaron y nosotros también a ellos. Alex mostró un excelente trabajo dirigiendo las cosas mientras yo no estaba. Ahora es mi sucesor.

-¿Quién es la mujer de la tercera tumba? –Le pregunto. El entonces esboza una extraña sonrisa.

-Es de mi esposa. –Dice.

-Enserio lo lamento.

-¿Has perdido a alguien? –Me pregunta. Pongo mi mente en orden para acomodar esos viejos recuerdos y entonces pienso en sólo una persona. Mi padre. Él murió cuando esto comenzó. Ahora no sé qué le pasó a mi madre. ¿Sigue viva? ¿Está bien? ¿Ha encontrado a otras personas? Sólo quiero encontrarla.

-Mi padre. Él murió cuando esto comenzó.

-Mi esposa igual. Fue casi lo mismo que le pasó a Bianca. La perdí allá afuera. –El se dirige al árbol para arrancar una de las flores que crecían en él. La coloca en una de las aperturas entre las piedras. –Bianca me recordó mucho a ella. Era carismática. Valiente. Muy lista. Aunque la tuvimos poco tiempo, la sentí como... -Hace una pausa. Entonces lleva su mano a su boca y después se talla los ojos. –Como una hija. Una hija a quien no tuve tiempo de conocer. Ven. Hay que alimentarnos y después se tienen que preparar. Habrá que capacitar a los nuevos mutantes.

Nos alejamos de las tumbas, pero yo doy una vuelta más sólo para observar las tumbas. Entramos al salón donde todos están comiendo. Después, camino hacia donde está Nayeli. Ella sonríe y yo me acerco cada vez más hasta que me detengo. Observo un punto rojo marcando su cuello. Una luz. Un láser. Todo se mueve tan lento a mí alrededor y giro la cabeza hacia donde apunta ese láser, reflejado en la ventana. Corro hacia ella y la empujo con todo mi cuerpo, haciéndonos caer al suelo mientras escucho una bala atravesar la ventana del salón.

-¡Todo el mundo al suelo! –Exclamo. Entonces, la ventana se vuelve trizas por tantas balas atravesándola. 2 mujeres caen muertas al suelo y un hombre de mayor edad queda herido de bala en el hombro. Puedo escuchar a los soldados gritando. Respondiendo a los disparos mientras se ocultan detrás de las piedras. Leo, Alex y Oscar salen a ayudar. Robert llama por la radio a Valeria, quien está atendiendo a los nuevos reclutas mutantes. Entonces los disparos cesan. Y un megáfono se enciende.

-Damas y caballeros. ¡El show está por dar inicio! –Dice un hombre. Me levanto a ver qué sucede y veo al hombre con un traje extraño, como de soldado o guardia que protege su cuerpo de las balas, sobre una camioneta roja. –Le dimos a dos mujeres con tantas balas sólo para dar una advertencia. Así que pueden estar seguros de que lo que sigue será mucho peor. Ahora, si los demás quieren seguir vivos, nos darán todo lo que tienen. Si no obedecen, los matamos a todos. Y esto sí que será un espectáculo. ¿No lo creen muchachos?

Entonces, se escuchan gritos alrededor. Gente con grandes piezas de metal que resistieron las balas de nuestros soldados. Todos armados. Muchos de ellos.

-Pasaron veinte segundos y no respondieron. ¡Vamos a quitarles todo!

Apocalipsis MutanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora