Al día siguiente, después de dejar entrar a nuestras inesperadas visitas para que se quedaran en su propio departamento, volvemos a buscar lo que nos sirva en los departamentos que olvidamos revisar. Pudimos encontrar cereales, café (gracias al cielo) algunos garrafones de agua. Dos galones de leche que debemos consumir antes de que pasen. La luz aún sigue funcionando. Pero estoy seguro de que tarde o temprano, no habrá energía. Por lo tanto, debemos consumir primero la que se puede podrir sin refrigeración.
-Eh Newit, ¿has encontrado más armas?
-No he podido encontrar armas de fuego, pero en momentos como este, todo cuchillo que encontremos servirá.
Cuchillos. La únicas armas que hemos podido encontrar. Nada de pistolas. Aún así, las pistolas gastan balas y sólo deben ser usadas en momentos necesarios, como cuando estás ante una horda de zombis que se sigue y no hay como detenerlos, entonces tienes que usar cuantas balas sean necesarias y no desperdiciar ni una sola.
-Oye, iré a ver cómo están nuestros invitados. –Le digo a Newit. Bajo por las escaleras y llego al primer departamento del primero piso, donde se quedaron las personas que encontramos ayer. Al entrar, sólo veo a la chica, Frida y a su madre, sentadas, bebiendo un café del que encontramos en los departamentos vacíos.
-Buenos días. ¿Todo bien? –Les pregunto. Frida asiente y deja la taza de café en la mesa frente al sillón en donde están ambas sentadas. -¿Dónde está este chico...?
-Se llama Phil. Salió a fumar una cajetilla de cigarros que encontró en el mueble de allá. –Respondió Frida.
-Supongo que sería bueno pedirle uno. Permiso. –Salgo y busco al chico, pero no veo señales de que esté cerca. Doy una vuelta por el lugar. Está completamente vacío. Sigo sin saber cómo es que pudieron evacuar el lugar tan rápido.
Más importante cuestión es: ¿Qué fueron esos sueños? La alacena. El cuchillo ensangrentado en mis manos. La sangre era negra. Esos sueños los viví. Está muy raro.
Cuando entro, veo a Phil, fumando en las escaleras de la parte de afuera del edificio. Él me hace una seña, como si me invitara a venir.
-¿Todo bien allá arriba? –Le pregunto.
-Diría que sí. ¿Fumas? –Me pregunta. Afirmo con la cabeza y me lanza la cajetilla y el encendedor.
-Gracias. Creo que hacía falta... -Justo antes de usar el encendedor, mi cabeza empieza a doler. Mi vista se distorsiona y caigo al suelo de rodillas. En frente de mí, pasan imágenes de zombis comiendo. Un bosque. Armas en una caja de plástico color blanco y una tapa roja recargada a un costado de la caja. Una chica encapuchada apuntándome con un arma. Siento los brazos del chico ayudándome para que me ponga de pie. Las imágenes continúan. Veo a gente que no he visto antes. Un hombre en llamas. Escucho mis gritos. Entonces, me dejo caer al suelo y todo se vuelve negro.
Despierto en un sillón con una toalla mojada sobre mi frente y mis mejillas húmedas. Entonces me levanto y veo a todos en la cocina, jugando un juego de cartas. Intento levantarme, pero caigo en el suelo. Provoco un ruido que alerta a los demás. Newit y Nayeli vienen corriendo hacia mí
-Despertó. –Exclama Newit, ayudándome a regresar al sillón. Toso un par de veces y luego me recobro. –Bienvenido al mundo de los vivos, viejo.
-Nos tenías preocupados. –Dice Nayeli. Ella me quita la toalla mojada t me da un beso. Luego me abraza fuertemente.
-¿Qué pasó? –Les pregunto.
-Estuviste inconsciente por 3 días.
-¿TRES DÍAS? –Exclamo.
-Creímos que estabas infectado, pero revisamos te revisamos y no tenías nada. –Dice Phil. –Entonces supe que era posible que ocurriera debido a toda la sangre infectada que cayó encima de ti.
Esa idea me parecía lógica. Era mucha la sangre que cayó en mi ropa y cubrió parte de mi piel. Pero lo que no tenía sentido eran esas visiones. La noche anterior, tuve sueños que se cumplieron. ¿Se cumplirán estas también? ¿Sería sólo coincidencia? Esto es demasiado confuso.
-¿Cómo te sientes? –Pregunta Nayeli.
-Yo creo que estoy mejor. Sólo un poco... confundido.
Viviana llega y me entrega un vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza. Ya no la necesito, pero es buena precaución. Me la tomo y agito la cabeza después de tragarla. -¿Qué ha pasado mientras no estuve?
-Sí estabas, sólo que acostado en este sillón. –Dice Newit. Luego Viviana le da un golpe detrás de la cabeza como si hubiera dicho algo estúpido. –Oye, tranquila. Sólo quiero animarlo. –Responde. Suelto una risa por su reacción y él hace una seña de '' ¿Lo ves? Funcionó''
-No ha pasado nada fuera de lo normal. –Dice Frida. Quién sujeta un vaso de leche.
-Qué bueno.
-Pero lo mejor es que revisamos más departamentos. –Comienza Newit. -Encontramos mejores cosas. Esta vez, tenemos videojuegos. Sólo espero que la luz no se corte pronto.
-Heh. Eso es genial. ¿Nada de armas aún? –Les pregunto.
-Esa era la parte que tenía guardada. Encontramos armas. Como unas 5.
-¿Cinco? –Esa era la cantidad de armas que vi en las visiones.
-Sí. Estaban...
-En una caja de plástico color blanco con una tapa roja... -Ni siquiera tenía pensado en decirlo. Salió de mis labios como si nada.
-Eso... es cierto. ¿Cómo lo sabías? –Me pregunta Viviana.
-Yo... no sé. Siento que lo había visto. Antes. Verán. Cuando me desmayé, mi vista se estaba distorsionando, pero en mi mente, podía observar algunas escenas. –Luego de repetirles cada una de las escenas que vi, Viviana trajo la caya y la abrió, luego dejó la tapa en el exacto lugar donde la vi recargada. -Así mismo vi esta caja. Y no solo esas. La noche pasada, soñé ver la alacena llena y el cuchillo ensangrentado.
-Esto está loco. –Dice Viviana. -¿Estás diciendo que puedes ver el futuro?
-Yo... no sé. Eso creo.
Ver el futuro. Eso es cosa de ciencia ficción. Bueno, los zombis también lo son. Pero, ¿Por qué pasa esto?
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Apocalipsis Mutante
ActionUna caja de pistolas. Una chica encapuchada. Mis cuchillos. Un destello rosado. Y Ellos. Siempre están ellos en mis sueños. Los muertos. Quiero darte la bienvenida a mi nuevo mundo. Hemos pasado 5 meses, 12 días y 15 horas aquí. Encerrados en una pr...