-¿Qué pasó? ¿Jimmy? –Dice Nayeli.

-Invasión. –Susurro. Tuve otra visión. Vamos a ser invadidos por más mutantes.

-¿Más mutantes?

-No debería ser tan sorprendente. Habrá que hablar con Robert. Ahora vuelvo.

Me dirijo a la oficina de Robert, pero no lo encuentro ahí. Salgo y me encuentro con la doctora Munroe, quien habla con su nueva asistente, Gabriela.

-Doctora Munroe. ¿Ha visto a Robert?

-No, lo lamento. Quizá Alex sepa. Está en un salón de clases, hablando con los pequeños.

Subo al salón c-302 en el tercer piso. Antes de entrar al salón, me detengo a ver a lo lejos, sujetándome con el barandal de las escaleras. Pienso de nuevo en la visión que tuve. Ese hombre en llamas pudo encontrar la manera de hacer entrar los zombis al lugar.

Entro al salón y veo a Alex sujetando un cuchillo y mostrándoselo a los niños desde una distancia segura.

-Alex. Perdón por interrumpir. ¿Podemos hablar? –Le digo. Entonces el guarda el cuchillo y sale del salón sin siquiera decirle algo a los niños.

-¿Qué pasa? Les intento enseñar a unos niños a cómo defenderse en caso de una invasión.

-Lo siento. Es que tuve otra visión. Pensé que tenía que hablar primero contigo.

-¿Pues qué fue ahora?

-Una invasión

-Oh... vaya. Parece que debería volver a la clase entonces.

-Es enserio. Hay más mutantes afuera. Uno de ellos estaba envuelto en llamas. –Alex se queda en pausa y pone su mano en la barbilla.

-Tranquilo. Hablaremos con Robert de esto. Quizá esté en el baño. Ya después hablaremos con él.

-Entiendo. Bien, me marcho. Lamento interrumpir la clase.

Bajo las escaleras y veo a Robert acompañado por Iván, Bianca y Nayeli. -¡Robert! –Exclamo

-Jim. Tu novia me dijo que querías hablar conmigo.

-Sí, sucede que tuve otra visión. –Hago una pausa para analizar lo que vi y le cuento. –Seremos invadidos. Hay más mutantes afuera.

Robert queda algo impactado por la noticia. Aún le parece extraño que yo diga el futuro. Pero al procesarlo, sabe que digo la verdad. –Bien. Supongo que tendremos que reforzar el lugar. Estaremos todos al pendiente. El entrenamiento será esencial para defender a los niños y a los mayores. Mientras tanto, supervisaré la salida de hoy. Me llevaré a Iván, Nayeli y Bianca.

-Bien. ¿A dónde iremos? –Pregunta Bianca.

-A un lugar que está a 30 minutos de aquí. Hay una tienda grande que aún no hemos revisado bien. Tiene medicamentos. Ropa. Lo que necesitemos, lo llevaremos.

-Nice. –Responde.

-Bien, les digo. Cuídate mucho, ¿Sí? –Le digo a Nayeli. Luego me acerco y la abrazo.

Ellos se dirigen a la reja y entonces salen. Yo regreso a nuestro salón y me encuentro con algo que no quisiera haber visto. Pues Newit y Viviana estaban bastante ''Cómodos'' en el suelo. De la impresión, sólo grito e intento cerrar la puerta, pero suelto varias veces la perilla y no la sostengo bien. -¡Lo siento! –Exclamo. Cierro la puerta y doy un suspiro profundo. Luego me río.

Mierda. No me la esperaba.

Al atardecer, regreso al salón, pero esta vez, toco la puerta. –Oigan, si aún están en lo que hace unas horas estaban, paren un segundo, que es hora de cenar. –Digo fuera de la puerta, pero Newit sale bien vestido.

-Este... Pasa. –Dice un poco nervioso.

-Estoy bien. Enserio lamento entrar de esa manera e interrumpir su... bueno, dios sabe cuándo saldrá esa imagen de mi cabeza. –Ambos soltamos una risa y luego el me da un golpe leve en el hombro.

-Idiota. –Me dice.

-¿Cuánto tiempo? –Le pregunto.

Newit hace una pausa para luego responder con voz baja. –Desde las 11.

-¿Qué? ¿Así nada más te le avientas?

-Oye, no me juzgues. Es el fin del mundo, ¿No?

-Si, ya, lo siento. Fue inesperado, en verdad.

-Descuida.

-¿Y dónde está Viviana?

-Fue a descansar cerca del árbol grande en la explanada. ¿Y Nayeli? No la he visto en todo el día.

-Hoy le tocó salir a explorar. -Le digo. Entonces me quedo pensando y analizando la hora. Pues no falta mucho para que regrese.

-Ah, ya veo. –Dice, luego hace una pausa al darse cuenta que estoy preocupado por ella. –Va a volver. Te lo aseguro. Mejor vamos a comer algo. Sea lo que estén cocinando.

-Espagueti. –Le respondo.

-Pegfectou. –Responde en acento francés.

-El espagueti es italiano, tarado.

-Ah... mierda. Bueno, vámonos.

Pasa la hora de comer. Son prácticamente las 7:26 PM. La hora de regreso es a las 7:00 PM. Yo sigo esperando cerca de la reja, pero no veo señales. Uno de los soldados hace guardia y yo lo acompaño. El sol está a punto de meterse. Eso no puede ser nada bueno si no han regresado, pues los zombis rondan más por las noches ahora.

Hemos escuchado sus gruñidos durante las noches, pero intentamos no atraer su atención. Cuando uno intenta subir la reja, cosa que no logran por ser un tanto estúpidos, se les clava una estaca en el ojo y caen al suelo. En la mañana, despejan toda el área para que no haya montañas de cadáveres. Los llevamos a un barranco y quemamos sus cuerpos.

7:40 PM. El sol se oculta. Ellos siguen sin volver. La preocupación aumenta cada vez más hasta que las luces se encienden a lo lejos. La camioneta regresa, pero aún hay zombis afuera de la reja. 7 de ellos. Iván sale y dispara a 4. Nayeli también baja y destroza el cráneo del resto. Esa es mi chica.

La reja se abre tan rápido como se puede y se cierra en cuanto la camioneta entra. Nayeli corre hacia mí y me abraza. Está llorando. Robert baja y abre la puerta trasera, bajando a un herido de quemadura y dos hombres.

-¡Llévenlo a la doctora Munroe! –Exclama Robert. Dos soldados sostienen al hombre herido y lo llevan a la enfermería.

-¿Quiénes son? –Le pregunto a Nayeli. Volteo y me doy cuenta que ninguno más ha bajado del auto. –Nayeli, ¿Dónde está Bianca? –Ella sigue llorando en mis brazos. Volteo hacia Robert, pero él después de ver mi mirada, baja la cabeza y se talla la cara. Bianca está muerta entonces.

Apocalipsis MutanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora