Apenas llegamos al refugio. Es de noche. Robert y Nayeli nos esperan en la reja. Sam, uno de los soldados, la abre para que podamos entrar. No sé si soportaré el hecho que uno más ha muerto. Que hagamos otra montaña de piedras en su memoria. Salgo y ella se acerca a mí. -¿Qué pasó? ¿Dónde está Steve?

No pude responder. Bajé la mirada, pero ella me hico verla a los ojos. Entonces me abraza y yo la sujeto fuerte.

Entonces noto la mirada de Robert hacia mí, pero luego se aleja. Kevin se va con Oscar y le entrega el arma. Robert entra a su oficina, entonces lo sigo. En cuanto entro, comienza a hablar, sabiendo que yo estaría ahí. –Conocía los riesgos desde la primera búsqueda que hicimos. –Dice, sentándose en la esquina de su escritorio. –Los alimentos se acababan y nosotros teníamos que actuar. Llamé a tres hombres: Alex, Oscar y Leo. Estaban capacitados para ello. Hicieron varios viajes, pero no podían ser los únicos en salir. Encontraron a otros y entonces, les dimos la oportunidad de quedarse si nos ayudaban a mantener seguro el lugar y ayudar con las excursiones. Ninguno había muerto hasta que llegó Bianca. Y ahora, Steve. Es como si los mutantes no resistieran un día afuera desde que entraron aquí. Tú, tu novia, tu hermana, ustedes han salido ilesos. Ustedes y Luis son los únicos mutantes aquí.

-Yo también pude haber hecho más. –Le respondo. -Encontramos a una pareja abandonada. Nos dejaron llevarnos lo que necesitáramos, pero no quisieron venir con nosotros. Luego, en el camino, chocamos y el ruido atrajo a los zombis. Eran muchos. Pudimos acabar con ellos, pero uno rasguñó a Steve. En ese momento, nuestras habilidades desaparecieron tal como...- Digo, entonces Robert me interrumpe, porque sabía lo que iba a decir.

-...Tal como cuando huimos de la prisión. –Dijo él.

-Sí. –Respondo. –No sé qué es lo que esté pasando, pero temo que nuestras habilidades se esfuman. Mis visiones ya no han sido tan claras ni frecuentes como la primera vez, pero no sé del resto. Quizá nuestras habilidades solo sean temporales.

-O quizá algo interfiere con ellas. –Dice Robert muy seguro de lo que dice.

-¿Interferir? ¿Por qué lo dice? –Le cuestiono, aunque sé a lo que podría referirse.

-Llevé a Nayeli y a Bianca a una excursión y ahí, cuando huíamos de la horda de zombis, desaparecieron. Sólo por un minuto. Y ahora me dices que Steve tampoco pudo activar sus poderes cuando estaban rodeados.

-Sí, ahora entiendo, no podría ser simple coincidencia, pero no tenemos prueba de ello, no estamos totalmente seguros de lo que sucede.

-No, claro que no. Sólo esperemos que las cosas no empeoren.

-También lo espero. –Respondo. Salgo de la oficina y me encuentro con Frida y su hermano, quienes platican mientras comen. Entonces se dirigen a mí.

-Hola, Jim. Escuché lo que pasó. No puedo creer que sucediera de nuevo. Lo lamento.

-Gracias, ¿Han visto a donde se fue Nayeli?

-Oh, es verdad, de eso quería hablarte. Nayeli no se sentía bien y se fue a su habitación. Le dije que fuera a la enfermería, pero pensó que con solo descansar, se... -Entonces la interrumpo y me voy a donde se encuentra rápidamente. Corro por el pasillo, subo las escaleras y abro la puerta. Ella está acostada en el suelo y me acerco para ver qué es lo que tiene... pero no responde...

-Nayeli. –Digo en voz baja. –Cariño, despierta. –muevo su hombro derecho y le toco la mejilla. Está alta su temperatura. –¿Naye...? Oh dios. –La tomo en mis brazos y camino hacia la enfermería a paso veloz, pero no tanto, porque podría tropezar y hacer que se lastime si se me cae de los brazos.

-¡Doctora Munroe! –Es lo primero que digo en cuanto entro. –No está bien, ella no despierta y tiene fiebre.

-Ponla en una camilla, veré que tiene. Necesitaré que salgas... -Dice, entonces Nayeli despierta y comienza a gritar. Sus brazos brillan con una intensidad mayor a cuando empezó a mutar. Las escamas crecen, pero empiezan a caer. Crecen de nuevo y vuelven a caer. Entonces me acerco a ella, pero algo me detiene. Un dolor intenso de cabeza. Siento que mi nariz sangra y caído de rodillas. Escucho ecos solamente de la doctora Munroe pidiendo ayuda de sus asistentes.

Escucho un grito afuera. Es Frida. Ella exclama ''! Luis, no!'' y escucho un ruido enorme.

Entonces comienzo a ver nuevas visiones, pero pasan tan rápido que no distingo ninguna. Tan solo veo caras y lugares que no conozco. La cabeza duele aún más, pero el dolor aumenta a tal...

Apocalipsis MutanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora