Cuando el hombre grita, Robert también lo hace. Sale del salón con las manos en alto y camina lentamente. –Me impresiona tu valentía, hijo. –Exclama. –No tienen que hacer esto. Pueden unírsenos. Pueden quedarse para que juntos, podamos sobrevivir a esta epidemia. Proteger a quienes lo necesitan.

.El hombre salta de la camioneta entonces y camina hacia la reja. Yo salgo también, pero Nayeli me acompaña. Le ruego que se quede, pero ella insiste en salir. Nos acercamos lentamente a donde está Robert. Los soldados no hacen nada, pues Robert se los pide extendiendo sus brazos. -¿Cuál es tu nombre, ruco?

-Vaya forma de dirigirse a los mayores. ¿No te parece?

-No me vengas con esas mamadas formalidades. Sé lo que planeas porque sabes lo que planeamos.

-¿Y cuál sería mi plan?

-Distracción. Pero lo que no sabes es que tenemos rodeada tu escuelita. Varios tiradores escondidos, listos para disparar a los inocentes si no accedes a mis órdenes. Yo mando ahora, ¿Sí, pendejo? Yo mando ahora. Ricky es el puto jefe. –Dice, mientras hace gestos de gracia y luego gira a su gente -¿O me equivoco? –Dice, levantando las manos. Entonces todos los que vienen con él exclaman ''Hua'' levantando el puño derecho.

-Vaya lenguaje.

-Chinga tu madre.

-Vale. Andas de mal humor de seguro. Mi nombre es Robert. Dirijo este lugar desde que lo encontramos. Hemos invitado a cualquier sobreviviente...

-Mira, imbécil, ya cállate y escucha. A partir de ahora, yo mando. O esa pobre gente a la que has salvado habrá valido mierda. ¿Entendiste?

-No. –Dice Robert toca el botón que enciende la radio. –No lo hará.

En ese momento, un destello rosado, Valeria, sale disparado y electrocuta a cada uno de los hombres que tienen escudos de metal. Todos quedan quemados y caen al suelo. Entonces un rayo es lanzado alrededor de la escuela y atraviesa a cada uno de los francotiradores que rodean la escuela. La distracción al parecer funcionó a la perfección.

-¡¿Qué puta mierda..?! –Grita Ricky mientras saca el arma y apunta Robert. Nayeli hace su movimiento y detiene la bala con su brazo, haciéndola rebotar y caer en el cuello de Ricky. Rosa una parte tan solo, pero empieza a sangrar rápido.

Robert entonces saca su arma y apunta al hombre en la cabeza. Entonces yo intervengo. –Robert... -Digo, pero él me interrumpe.

-Hice las reglas. Ahora las cambio. No todos podrán entrar. –Dice, mientras jala el gatillo. Sólo se oye un disparo y un cuerpo más caer al suelo. Y tiene razón. Es como si una señal llegara a nosotros, diciendo que no podemos confiar en cualquiera. Lo aprendió de los ex convictos. Ahora no sé que vaya a pensar de quienes acaban de llegar. O de los próximos que encontremos.

-Alejen los cuerpos. Tírenlos con el resto. La gente lo sabrá. Lo hice para protegerlos. Este ya no es un mundo en el que puedas confiar en cualquiera. Nunca lo fue. Creí que en momentos de necesidad, sería lo que mantendría unidos a cada uno de los sobrevivientes, pero no es así. Esta vez, habrá serias consecuencias para el que ataque primero. Sin objeciones. Sin piedad.

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Apocalipsis MutanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora