Capítulo 23

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Estoy en una sala de espera solo, nadie se ha acercado a mi más todo el mundo entra y sale de la habitación de junto. No entiendo porque no me dejan entrar, porque me tienen aquí, quiero estar dentro, no puedo estar más aquí sin saber o hacer nada, pero hay dos personas en trajes y auriculares que resguardan la puerta y no me dejan entrar. El hombre que nos acompaño toda la campaña no para de mirar hacia mí a diferencia del otro.

La noche pasada ese mismo agente había traído comida a mi papá y a mí al ver que no comíamos nada, cuando papá regreso a la habitación se quedó sentado conmigo hasta que termine de comer. Me dijo cosas, pero la verdad no escuchaba, no escuchaba a nadie, es como estar en trance, no es real, aunque una cosa resonó en mi cabeza una y otra vez repetidamente

-Se fuerte chico-me dijo antes de llevarme de vuelta

Ese agente me seguía mirando ahora con mayor intensidad cuando comenzaron a llegar personas y reparaban en mí. Steph tenía los ojos enrojecidos cuando salió de la habitación y me abrazo a pesar de estar yo sentado, no me había movido del asiento desde hace horas, mientras decía algo y lloraba aquella misma frase resonó en mi nuevamente

-Se fuerte Will

Tía So apareció con su esposo, intentaba mantener la compostura, pero cuando salió de la habitación tenía los ojos igual de rojos y las lágrimas caían libremente por su mejilla. Se inclinó a mi y beso mis mejillas, no sé qué vio ahí dentro, pero debe ser terrible para que ella llorara de aquella manera... no podía haber sido tan malo. Su esposo palmeo mi hombro mientras Tía So repitió nuevamente aquello

-Se fuerte querido... se fuerte por ella

Lo mismo se repitió cuando llegaron el señor y la señora Spencer, Eric el vicepresidente de mi padre, Dominica Ortiz de Energía, Harry Johnson de Defensa, el General Arlington del Estado Mayor, demás miembros del gabinete de mi padre y amigos de ambos. Todos me pedían ser fuerte, todos me miraban con lastima, todos sin excepción alguna. Odio que me miren de ese modo.

Eso se repitió durante algunas horas donde nadie me explicaba que pasaba.

Ya en la noche un doctor salió y se acercó a mí poniéndose de cuclillas para llegar a mi en mi asiento. Me miro un segundo en el que no lo mire, seguía con la vista clavada al piso.

-Tus padres quieren que entres-me dice con voz calmada-¿crees poder hacerlo?

Asiento lentamente he querido entrar todo este tiempo, aunque siento las piernas débiles cuando doy unos pasos hacia la puerta. El doctor se inclinó para ayudarme, aunque el agente se le adelanto estabilizándome en mis propios pies.

-Tranquilo chico, te tengo-me susurra

Cuando se abrió la puerta la sala a primera vista no parecía nada del otro mundo. Una habitación de hospital cualquiera. Los sillones verdes son lo primero que veo junto a un televisor en la pared. Aunque al dar unos pocos pasos más dentro la imagen me golpea al instante.

Mi papá esta aun lado de la cama sentado y con el cuerpo enfrentado a la persona en la cama, creo que es mi padre, aunque no estoy muy seguro, está completamente pálido y ha perdido peso al igual que yo, las ojeras bajo los ojos son profundas y oscuras, lleva la corbata desecha y abiertos unos botones de la camisa, la chaqueta está en la silla tras de él. Toma la mano de la persona con fuerza sin quitar los ojos de ella mientras noto las lágrimas que caen por sus mejillas abundantemente.

No reconozco a primera vista a la persona, aunque al ver su débil sonrisa y el brillo en sus ojos azules la realidad vuelve a golpearme con fuerza.

El Hijo Del Presidente Vol.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora