No puedo creer que este entrando en la que fue mi habitación en la Residencia... ahora es todo menos algo para mí.
Para empezar me obligan a quedarme dentro del edificio presidencial a dormir. Nunca me quedo, nunca paso las noches en este lugar, jamas.. Siempre que mi padre tenía algún evento donde necesitara mi presencia dormía en el departamento de Rick, después me mude casi permanentemente ahí a los diecisiete año. Me habían asignado el Dormitorio Lincoln en un principio, mas después me mude al Dormitorio Este para tener algo de normalidad y poder acoplarlo a mis necesidades con el objetivo de que me sintiera mas a gusto, mas nunca fue así, la casa de Rick se volvió mi hogar. El lugar esta lo suficientemente apartado del a la Casa Blanca para mi gusto en ese entonces por lo menos en general mi padre entendía mi desprecio por este edifico.
No pude hacer nada cuando dos de sus gorilas me indicaron que debía quedarme dentro por cuestiones de seguridad como había dicho Rick una vez que intente salir del edificio a toda costa. Había sido llevado casi en contra de mi voluntad a la Residencia, Rick había tratado de tranquilizarme pero lo único que había conseguido era que se lo llevaran al comando del Servicio Secreto para sus instrucciones. Aquello lo había empeorado todo, estar solo en la mansión presidencial casi todo el día me tiene de los nervios.
Por lo menos el día había pasado un poco rápido, tras mi almuerzo en la maldita habitación, que estuvo delicioso para empeorar las cosas, no tenia intención de encontrarme con nadie y pasar el resto de la tarde encerrado en el Teatro de la Casa Blanca mirando algunas películas que aún no salían y estaban a disposición del presidente. Me había dedicado a evitar a mi padre hasta que anocheció en señal de protesta, ya pasa un poco de la una de la madrugada, y yo parezco un fantasma ambulante por el piso superior.
Al entrar de nuevo a la habitación me encuentro con pijamas sobre la cama, elijo un pantalón guardando las demás y me meto en el baño, estoy bajo la regadera con la cabeza contra la pared intentando relajarme. Enfrentare a mi padre en unas horas y are todo lo posible para evitar esto otra vez. Salgo de la ducha y me coloco el pantalón que me habían dejado. Por una de las ventanas observo el exterior, las luces de la ciudad parecen ajenas a todo lo que sucede, lo que me agrada, me daba algo de tranquilidad dentro de estas paredes. Recuerdo mi vieja habitación en Harvard donde estuviera durmiendo en paz listo para salir a Nueva York en la mañana, ajeno al drama de mi padre que creí haber dejado atrás hace un año.
La cama por lo menos no se ve tan mal como el resto del lugar. Tamaño King de sabanas y cubrecamas blancos, toda la habitación es moderna y fuese algo que me gustaría, mas ahora todo se ve en verdad demasiado detestable a mis ojos. Maldigo en silencio que la cama se viera tan apetecible para mi cansado cuerpo. Por lo menos mañana estaré recorriendo la ciudad mientras mi padre hace sus recados con tía So. Cierro los ojos intentando por casi otra hora más el perder la conciencia. Suelo pensar que esto va empeorando, pero cuando me siento desvanecer se que mi enojo, esta realidad... y mis miedos quedaran suspendidos por algunas horas.
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Apenas abro los ojos miro el reloj: perfecto cuatro horas y media pude dormir... esa suele ser la primera de mis preocupaciones en las mañanas pero ahora me golpea la realidad y recuerdo donde estoy, genial pasare más tiempo en esta ceuda cárcel. Salgo de la cama de un salto rápido e inmediatamente me dirijo a la cocina, tengo que mandarle al diablo a papá pero hey, sigo teniendo mis prioridades en orden. Como siempre la cocina de la Residencia debe estar perfectamente limpia, con los mejores accesorios, fruta fresca y demás cosas que la hacen digna de una portada de revista. Yo solo quiero salir del lugar con mi café lo más rápido posible, ver tanta perfección artificial me da nauseas, quiero hablar con mi padre, buscar a Rick y terminar con todo esto de una maldita vez.
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El Hijo Del Presidente Vol.1
RomanceMi nombre es Will Harrison. Toda mi vida he lidiado con como las personas a mi alrededor me miran, a la primera ven a un joven atractivo, inteligente, confiado, divertido, algo narcisista, mujeriego... pero luego, y sobre todo lo demás, ven al hijo...