Capítulo 39

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Abro los ojos respirando con fuerza cuando recupero la conciencia. Aprieto los dientes con fuerza tras haberlo hecho, un fuerte dolor recorre mi cabeza y activa todas las heridas y golpes que había sufrido. Mi pierna la siento casi destrozada del dolor al igual que mis costillas, adicional el golpe que recibí en la cabeza. El súbito re brote de dolor no deja que me concentre por varios segundos. Cuando logro enfocarme en mis alrededores no puedo dejar de notar que el lugar en que me encuentro esta casi totalmente oscuro salvo por una lampara que cuelga del techo y un traga luz. Varias cadenas y objetos están tirando por la habitación rectangular y hay algunos rastros de agua que parecen venir de unas llaves de presión de la pared. Pasan varios minutos en los que intento recuperar mi concentración intentando no darle importancia al palpitar de mi cabeza. El dolor era tan fuerte que no había notado que me encuentro atado de manos en mi espalda y sentado en una silla en medio de la habitación. Hago un débil intento por moverme cuando el dolor me fuerza a apretar los dientes nuevamente. Sin embargo el dolor pasa a un segundo plano cuando su rostro se adueña de mi mente. 

Nadya. 

Mi corazón comienza a latir con fuerza mientras ruego a los cielos que haya podido escapar junto con Vladimir. Tiene que haber escapado, la imagen de Nadya en las condiciones en la que me encuentro hace que mi corazón genere ahora un nuevo tipo de dolor y un escalofrió recorra mis venas. Y miedo. En este momento no me importa que pueda pasar conmigo, o cuanto dolor este experimentando, pero necesito saber que esta bien. Necesito saber que no la tienen... si voy a morir al menos quiero hacerlo a sabiendas que ella estará a salvo y fuera de todo peligro. Solo necesito saber eso...

Como respondiendo a mis plegarias puedo escuchar el sonido de un televisor al otro lado de una puerta. No puedo distinguir bien las palabras a causa del aturdimiento, pero me tengo que forzar. Hago uso de toda la fuerza de voluntad y concentración que me queda cerrando los ojos para captar un poco de palabras.  

-... no se conoce el paradero del Hijo del Presidente Harrison quien se confirma ha sido tomado por los terroristas, pero nuestras fuentes y vídeo de vigilancia de la terminal gare de Paris-Nord, confirman que William Harrison se presto de carnada permitiendo que la hija del Presidente Ruso Vicktor Belikov, Nadeshka Belikova pudiese escapar...

La mujer que reportaba en algún canal internacional continuo hablando pero había escuchado lo que necesitaba. Una sonrisa se apodera de mis labios de inmediato. Todo el dolor, todo el miedo, todo el sufrimiento había valido la pena. Si esta era mi condena estoy dispuesto a entregar mi vida sabiendo que pude salvar la de Nadya. De que puedo hacer algo bien. Ella tendría una vida, podría volver a una casi normalidad, podría volver a enamorarse, podría tener hijos, envejecer... ella tendrá un futuro. Por un segundo me permití imaginarla en los brazos de su madre... y a mi mismo en los brazos de la mía. Aquel viejo dolor, aquel vació y culpa parecían estar de acuerdo conmigo, estaría listo para lo que venga.

No puedo negar que he considerado varias veces lo que significaría mi muerte. Cuando un ser querido a ti muere no puedes dejar de pensar que hay más allá y, en este caso, como seria cuando te llegase a ti mismo la hora. Con el paso de los años llegue a aceptar que la muerte era una posibilidad real para mi, siempre supe que seria un blanco atractivo para cualquiera que quisiera hacer daño a mi padre, el mismo sistema federal sabia lo importante que era mantener a la familia del Presidente a salvo. Cartas, amenazas de muerte y atentados frutados eran parte del diario vivir de mi padre y aquellos más importantes o casi exitosos llegaban a mi. Lo sabíamos y, en parte, estábamos preparados para aquella realidad. A pesar de los hombres de negro, las armas y los planes siempre podía haber algún error o alguien podía superar aquellas defensas. Pero ahora que literalmente podía perder mi vida en cuestión de minutos creo entender que nada puede prepararte para afrontarla, solamente te acostumbran a la idea para que, llegado el momento, una parte de ti pueda entregarse a la oscuridad de la muerte con un poco mas de sosiego. 

El Hijo Del Presidente Vol.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora