Capítulo 2.-Nueva vida.

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Abi Miller, estudiosa, amante de la vida, tímida, callada, invisible, no mentira, soy todo lo contrario, rebelde, para nada estudiosa, extrovertida, bromista y ahora estoy en frente de un internado repleto de gente.

El internado se trata de tres edificios, los dos de ambos lados se unen al del medio pero una línea negra hace ver que son tres edificios, un campus para que las personas salgan a conversar y hacer lo que quieran y detrás del edificio no sé lo que hay.

A medida que voy avanzando veo animadoras, futbolistas, chicos y chicas abrazandose o besándose, otros tirados en el césped, en fin, lo normal ¿no?.

Todos me miran, supongo que el chisme de que la hija de el mismísimo Josh Miller va a estudiar aquí el último año ha revolucionado a todo el centro.

Muy bien Abi, siempre revolucionando el mundo, gracias papá.

Que se note la ironía por favor.

Comienzo a caminar por el pasto verde bien cortado y cuidado, acomodo mi pelo varias veces y miro a los demas sería y sin mostrar importancia, y es la verdad, no me importan.

Veo una estatua de un señor mayor justo delante de la puerta del internado.

Alan Trump
1910-1995.

Claro ahora entiendo el nombre de la cárcel, digo internado. Una señora de unos cuarenta años, flequillo recto, moño recogido y cara de te voy a arruinar el año se acerca a mi. Sus ojos celestes me recuerdan a los de mi padre, pero su pelo es castaño oscuro y el de mi padre negro como el carbón, soy castaña clara por mi madre.

Relame sus labios y lleva sus brazos a su espalda, se estira lo más que puede y me mira.

—¿Es usted Abigail Miller?.

—La misma.

—Sigame por favor.

—Okay.—empiezo a caminar a donde ella me lleva, miro todo a mi alrededor como si fuera una extranjera, solo que no estoy flipando con lo que me encuentro.

Es increíble que solo por ser la hija de Josh Miller me ha esperado fuera, en vez de dejar que yo me las arregle solita para encontrar su despacho.

Llegamos a su gran despacho y me siento en un sillón verde de terciopelo. Ella se sienta igual y saca de su cajón un expediente y folios.

—Bien Abigail Miller, la hija de Josh Miller.—me mira.—¿cierto?.

—Si.—¿por qué menciona a mi padre? ¿acaso está aquí? No, pues no lo menciones.

Y bueno chicos estas son mis ataques de rabia que comento con mi misma, es decir, yo.

—Bien tu habitación es la 115, habrás notado que hay un edificio separado en tres ¿no?.—me saca de mis pensamientos en los cuáles estaba mucho mejor.

—Si.—me limito a decir.

—Te explico, el lado izquierdo es de las chicas el derecho el de los chicos ¿de acuerdo?.

—De acuerdo.—ahora solo repito las últimas palabras de la frase, así que sí, no me estoy enterando de nada.

—Y la regla más importante, no se pueden mezclar sexos a no ser que sea en clases o en el campus, nada de ir a la habitación de un chico, ¿queda claro?.—acaba de sacar su ser de bruja y hacer que ponga mi atención en ella, éste lado de bruja le queda mejor oye.

—Clarito.—obviamente si quiero voy a ir a la parte de los chicos y no me lo va a impedir ella.

—Su horario, el horario de la biblioteca, las normas, todo.-dice mientras va dándome algunos papeles.—y las llaves de su taquilla y de la habitación.—me da un par de llaves.—toma esta es de repuesto, buena suerte y buen año.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora