Capítulo 28.-Gran Navidad.

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Caminamos hacia el comedor después de deshacer mis maletas. Me siento allí, entre la poca gente que queda en el Internado. Cuando de repente veo a Max y a Leo entrar, me llevo una gran sorpresa.

Se sientan a nuestro lado.

—¿No os vais?.—pregunto.

—No, las vacaciones las vamos a pasar de fiestas en fiestas, ¿a qué si Max?.—dice Leo y puedo ver la tristeza de Harper en sus ojos.

—Claro, ¿y tu padre cuando viene?.—me pregunta Max.

—Nunca, y más le vale que no se pase por aquí si no quiere acabar con un huevo menos.—digo furiosa.—y solo le queda uno.—informo, luego me arrepiento.—larga historia.

—¿Y tu Harper?.—pregunta Leo cambiando de tema.

—Yo no celebro la Navidad desde hace mucho tiempo.—se encoje de hombros y echa su cuerpo sobre la mesa, cruzando los brazos y escondiendo su rostro.

Ambos se miran y yo miro la mesa, sin ganas.

Cuando James se acerca en ese momento con Mia, Connor, Ian y Meg.

—¿Vosotros tampoco os vais?.—dice feliz Mia.—esto es el destino.

Pues entonces odio al destino.

Los cuatro movemos nuestras cabezas de lado a lado.

—Entonces pasaremos la Navidad juntos.—anuncia James con una sonrisa de oreja a oreja apartando a Max para sentarse a mi lado.

—Que ganas oye.—digo con una falsa sonrisa mientras me pego más a mi amiga y me alejo de él.

—Con la nieve dentro del Internado y solos aquí montamos una buena Navidad.—comenta Connor y no es mala idea.

Max no deja de matar a James con la mirada y este solo le sonríe victorioso, estúpidos.

—Bueno mejor nos vamos.—anuncia Leo y se lleva a Max.

—Ciao.—dice Meg con un acento italiano.

—0—

Me pongo mi jersey de lana, uno azul bebé con rombos blancos, sé que no es mi estilo pero si queremos que la nieve siga aquí las temperaturas tienen que estar bajadas y es lo más calentito que tengo, además de mis botas de pelo.

Harper lleva tambien un jersey de lana verde con una bufanda negra.

Llegamos al comedor, los únicos que quedamos somos nosotros, no va a estar tan mal la Navidad después de todo.

Harper y yo ayudamos a poner los adornos en todo los pasillos.

Cuando intento colgar el muerdago unas manos me sorprenden alzandome por el aire para ayudarme a colocarlo.

James, cómo no.

—Gracias.—le sonrío algo incómoda.

—Abi, he pensado que podríamos darnos una... ¿tregua?.—alza sus cejas y mete sus manos en los bolsillos, nervioso.

—Yo también lo he pensado, eres mi amigo y estamos en fiestas.—le doy un puñetazo en el hombro y ambos nos reímos.—pero si después me apetece no hablarte no te enojes.—le amenazo.

—Prometido.—me asegura con una sonrisa.

Ambos nos sonreímos. Él va bajando la cabeza poco a poco, me ha acorralado y el corazón va a cien, no sé porqué, no quiero otro beso de él. Mi cabeza cada vez se aparta más hasta que mi espalda choca con el marco de la puerta.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora