Capítulo 35.-Touche.

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—Max...—musito con un hilo de voz aterrorizada.

—Abi ven.—susurra para que me vaya a su lado.

—¡Ella no va a ir a ninguna parte!.—grita más enojado y puedo ver su vena hinchada.

Este hombre cuando se enfada da muchísimo miedo.

—Ven.—vuelve  a repetir Max.

—¡Al único lugar donde va a ir esa chica va a ser fuera! ¿¡Cómo se te ocurre decir que eres su novia para entrar?!.

Mi cuerpo se congela y a Max puedo verle una sonrisa en el rostro.

—Solo quería saber como estaba.—me empiezo a defender.

—¿Acaso tú te preocupas de las personas después de haberle hecho daño? ¿Es un hobby o qué?.—dice sarcástico y riendo.

—¡Yo no he hecho que Max esté así!.

—Ya claro, y yo soy estúpido.

—Lo es.—me cruzo de brazos y en ese momento entra la madre de Max.

—Vete, ¡Vete de la vida de Max! ¡Vas a arruinarla con tus estupideces infantiles! ¡Y si tú no quieres tener un futuro no tienes porqué arruinar el futuro de Max! ¡Así que vete de aquí, vete lejos de él y que no vuelva a verlos juntos!.

—Bob...—Nina trata de tranquilizar a su marido pero de nada sirve.

—Fuera.—señala la puerta.

Me trago mi orgullo, porque a decir verdad, es lo que estoy haciendo, estropear el futuro de Max, si yo no quiero hacer nada en la vida, ¿Por qué iba a hacer que Max no hiciera nada tampoco?.

—Abi no...

Ignoro el comentario de Max y salgo por la puerta. Ya no hago nada aquí, el está bien y yo tengo que seguir haciendo no sé qué.

—0—

1 semana más tarde...

Mi vida no tiene sentido, me aburro demasiado y con mi amiga no se puede hablar porque prácticamente está todo el día pegada a Leo. Con Ian me he enfafado, ya que me echó las culpas a mi de lo de Max y no tuvo las agallas de defenderme. Carlos se fue, Kris parece haber olvidado por completo a Max porque ahora se centra en otro chico, las fresas hacen lo de siempre así que para qué molestarme en escribirles algo a ellas, Max sigue en el hospital.

Y yo... Sola.

—Abi.—la voz de Harper hace que me gire para verla. Lleva la bandeja de la comida y tiene pinta de querer comer conmigo hoy.

—Harper.

—¿Estás enfadada conmigo?.—pregunta preocupada.

—No.

—Esque he estado pasando mucho tiempo al lado de Leo y no me he dado cuenta... Lo siento amiga a partir de hoy ignoraré a mi novio.

—No importa.—río y sonrió.—tampoco pasa nada.

—He pensado que voy a ayudarte a sacarte el curso.—sonríe y mi sonrisa desaparece.

—Ni de coña.—vuelvo a mi plato de comida.

—Abi... Tú padre te metió aquí pagándo para que jamás te expulsaran, ¿No te apetece hacer nada productivo?.

—Dormir.

—Abi estamos hablando en serio. Se trata de tu futuro.

—Yo no quiero un futuro, y no es porque no quiera es porque ya lo tengo y lo odio.—vuelvo a mirarla.—yo soy la hija de Josh Miller.

—Tú eres lo que tú quieras ser.

—Ese es el problema, no quiero ser nada. No voy a ir a la Universidad como las chicas normales, voy a quedarme en mi casa y tener un trabajo y hacer como si la fama no me rodeara.

—Pues hazlo, pero para hacer eso tienes que sacarte esto.—aprieta sus labios.

—Soy inútil.

—No lo eres, y menos teniéndome a mi.

—¿Y tus exámenes?.

—Yo ya los tengo más que preparados, además aún queda así que...—se encoje de hombros.

—No sé Harper...

—Te lo piensas ¿sí?.—sonríe.

—Me lo pienso.—prometo y sonreímos.

—0—

Barro la terraza, hoy es el último día que voy a estar limpiando, por fin. El atardecer se puede apreciar, pero no soy de esas cursis que se mueren por tener al chico de sus sueños a su lado.

Porque no tengo ni siquera un chico de los sueños.

—Abigail.—la voz de Max hace que me frene en seco y deje de barrer.

—Maximiliano.—digo girándome y cruzándome de brazos.

—¿Me has echado de menos?.—levanta sus cejas orgulloso.

—Nop.—respondo y suelto una carcajada.

Claro que lo he echado de menos.

En realidad sí.—se mofa.—¿Cómo estás?.

—Bien.—me encojo de hombros.

—Digo por lo de mi padre...

—El viejo verde ese no me ha quitado el sueño, tranquilo, pero si que tiene razón en el tema del futuro...

—Claro que no.

—Si, y no me gustaría que tu futuro se fuese a la gran caca del mundo por mi.

—Me daría igual donde se fuese si estuvieras tú.

—Cursi.

Y por primera vez en mi vida, noto mis mejillas acaloradas y creo que estoy más roja que un tomate.

—Te encanta.—dice con una sonrisa burlona.

—Sabes que lo odio...

—Mi vida no sería lo mismo sin ti.

—Una cursilería más, vomito y lo limpias tú.—le digo muy seria señalándolo con el dedo índice.

—Te lo juro que no sé cómo pero me encantas.

—Espera que me viene...—empiezo a hacer arcadas y me hacerco a él para vomitarle.

—¡Que asco!.—grita y se aleja de mi.

Entonces es mi turno para reír.

—Vas a ser un gran presidente.—le digo en un tono burlón.

—Y tu una gran primera dama.—dice riendo.

—Que va, yo... Yo seré yo.—sonrío orgullosa y él no puede evitar reír.

—Menos mal que vas a ser tú y no aquel cubo.—señala al cubo de la fregona y le pego con el palo de esta.—auch, ¿por qué siempre me pegas?.

—¿No te encantaba?—cuestiono.

—¿Y tú no lo odiabas?.—entrecierra los párpados igual que yo.

—Touche.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora