Capítulo 38.-Yo sí te quiero.

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—James.—le dedico una sonrisa, un tanto incómoda.

—¿Qué haces tú por aquí?.—se sienta a mi lado.

Genial.

—Espero a la princesita de Max.—río, por el contrario él no.

—¿Lo vuestro va bien?.—relame sus labios.

—No hay nada entre nosotros.—aseguro.

—Aún.—comenta él.

—No seré nada con Max.—le aseguro.—ni con nadie.—miro hacia otro lado.

—¿Por?.—fruncre el ceño.

—Nadie puede quererme.—me encojo de hombros.

—Bueno yo...—empieza a decir y lo corto.

—No quiero oír ese tema.—muerdo mi labio inferior.

—Ah, no, tranquila, tengo novia.

Mis párpados se abren como platos y una felicidad enorme inunda mi cuerpo.

—¿En serio?.—sonrío.

—Es Mia.—sonríe y está adorable con esas arrugas que le salen en los ojitos.

—¿Por qué tiene que ser tuya?.—hago el típico chiste y ambos reímos.—me alegro James.

—Ella me ha ayudado mucho cuando estaba mal... por ti.—comenta.—y hemos acabado enamorados.

—Iugh, voy a vomitar.—digo y ríe.

—Dame un abrazo anda.—abre sus brazos y no tardo ni dos segundos en responderselo.

La puerta de la habitación de Max se abre, me aparto de James lentamente y alzo mi cabeza, para mirarlo.

Va informal, pero arreglado, y puede que me mate por decir esto, pero está guapísimo.

Su rostro es serio, muerde su labio inferior y pisotea varias veces el suelo.

—Adiós Abi, pásatelo bien.—dice James, me da un beso en la mejilla y se marcha.

—¿Quieres ir al parque de atracciones?.—dice Max cuando James desaparece.

—No estaría aquí si no.—comento.

—Vamos.—adelanta el paso y me deja atrás.

¿Pero qué le pasa?.

—0—

Llegamos al parque de atracciones después de un viaje silencioso, las luces iluminan  todo de una manera hermosa. La música hace que te entre una felicidad increíble, y en cuanto veo una máquina en la que hay que darle con un mazo a unos muñecos que salen de un agujero, me aproximo a ella para usarla.

—¡Me encanta!.—digo cuando termino con risas al final de la frase.

Max sigue serio.

—¿Maximiliano? ¿Algo va mal?.—le pregunto.

—¿Coches locos?.—me pregunta señalándome la atracción.

—No.—digo seria.

—¿No? Pues vámonos.

—¡Maximiliano!.—empiezo a gritar al ver como se va.

La playa esta oscura, pero puedo ver por la luz de el parque de atracciones.

—¡Max!.—grito rendida al ver que no se gira con Maximiliano.

Qué irónico, hace nada era al revés. Estábamos en la misma situación, pero yo corría.

—¡Párate ya!.—grito enojada.

Sigo caminando, pero él no se detiene. Tendré que hacerlo...

Corro hacia él y cuando estoy cerca me tiro sobre su espalda. Ambos caemos al suelo, pero al menos he hecho que se pare.

—¿Qué te ocurre Abi?.—dice enojado limpiando su ropa de arena.

¿Me dijo Abi?.

—No, ¿qué te ocurre a ti?.—le digo mirándolo a los ojos.

—A mi nada...—aparta la mirada.

—Me acabas de llamar Abi...—realmente eso me ofendió de su parte.

Vale que lo odie, Abigail, pero él lo hacía especial y hasta ahora no me he dado cuenta que me encanta.

—¿Y? ¿No lo odiabas?.—me grita borde.

—Vete a la mierda Stone.—le digo.

Me giro sobre mis talones, pero no me da tiempo porque me ha agarrado la muñeca, ha hecho que me vuelva a girar y me ha dado un abrazo.

—Es James.—dice después de un rato.

—¿Qué?.—me aparto de él.

—Estabais abrazaditos, los dos, luego te ha dado un beso...

—¿Y?.

—¡Qué me mata! ¡Porque tú me encantas! ¡Pero ya no sé si seguir luchando por ti o no!.

—James es sólo un amigo, tiene novia...—comienzo a explicarle y no sé porqué.

—Aún así....—muerde su labio inferior.—yo te quiero.

—Yo...—no sé lo que siento.

—No puedo seguir así.—muerde su labio inferior.—no es sano, Abi, no para mí.

Comienza a caminar hacia el aparcamiento.

—¡Yo sí!.—grito pero veo que no se gira.—¡Te quiero!.—digo entre lágrimas.

Se gira sobre sus talones, con una sonrisa en su rostro, envuelto de lágrimas.

—¡Sí, te quiero! ¡Pero tienes que entenderme! ¡Tengo miedo!.—me arrodillo sobre la arena a llorar.—¡Miedo de que me dejes! ¡Miedo de no ser suficiente! ¡Miedo de que no me quieras!.—grito con todas mis fuerzas.

Y por fin, la Abi de verdad salió a la luz, mi muro se ha demolido, se ha demolido por Max, así soy yo, temerosa y llena de inseguridades.

Max corre hacia a mi y se arrodilla a mi lado. Me besa.

—Te amo Abi.—dice el juntando nuestras frentes.—y te prometo, que todas esas inseguridades, te las voy a quitar, demostrándote, que alguien si te puede querer ¿si?.

—0—

Max

—Te amo Abi.—digo juntando nuestras frentes.—y te prometo, que todas esas inseguridades, te las voy a quitar, demostrándote, que alguien si te puede querer ¿si?.—la miro a los ojos.

Dios, es preciosa.

—Nadie nunca me ha querido.—dice con su voz temblorosa.—ni mi padre.

—Lo sé, pero estoy aquí, para demostrarte que te equivocas.—le sonrío y me sonríe.

Vuelvo a besarla, un beso que ansiaba demasiado.

—0—

Abi

Volvemos al parque de atracciones, Max me consigue un minion gigante. Preferí el minion al osito de peluche, era demasiado cliché.

—¿Cómo lo vas a llamar?.

—Bob.—digo abrazando al minion gigante.

—Bob es más grande que tú.—dice riéndose.

Le enseño mi hermoso dedo del medio y el hermoso dedo del medio de Bob.

Max se echa a reír y luego besa mi frente.

—¿Vamos a la noria?.—me cuestiona.—es la atracción que nos falta.

—Vale.—acepto encogiéndome de hombros.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora