Capítulo 6.-Ahora soy enfermera.

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Camino a paso lento buscando mi clase. He entrado en tres clases ya que no eran, me he llevado broncas, vacios y piropos.

La conserje toca mi espalda y hace que pegue un salto del susto. Llevo mis manos a mi pecho y la miro incrédula, ¿cómo se puede reír? casi me da un infarto por su culpa.

—¿Qué haces a esta hora en los pasillos?.—su voz angelical vuelve a sonar y me pone nerviosa.

—Me he perdido.—ahora parezco un bebé que ha perdido a su madre en un supermercado.

—Bien dime ¿que te toca ahora?.—mira el horario que llevo en la mano.—biología, ven.—comienza a caminar.

Y la sigo hasta una clase que estaba justo en la otra punta de donde estaba yo buscando.

Ella se va y yo abro la puerta encontrandome a personas escribiendo, bueno ahora han apartado la vista para mirarme a mi. Sonrío y entro como si nada, pero la profesora me detiene.

—Tiene que llamar antes de entrar.—dice señalando la puerta.

—Ups—tapo mi boca—para la próxima lo haré bien.—voy a seguir avanzando pero se pone justo delante mía.

—Vuelva a entrar.—señala la puerta.

—¿En serio?.—pongo mis ojos en blanco y retrocedo mis pasos para llamar a la puerta.

Llamo con tres golpes secos y escucho decir a la profesora adelante y entonces si puedo pasar. Mi lugar esta atrás del todo en la esquina, justo al lado de Ian. Me siento y deslizo mi espalda hacia abajo, así estoy más comoda.

—Abi.—el susurro de mi nombre hace que voltee buscando a la persona que ha pronunciado mi nombre, era Ian.—colocate bien si no quieres tener más problemas.

—Entonces me quedaré así.—la estúpida vieja no me va a decir como sentarme a no eso si que no.

—¿Bien quién sale a hacer la célula eucariota?.—dice girandose con la tiza en la mano.

Pocas manos se levantan, supongo que de los empollones y de los que les encantan salir a la pizarra, yo soy más de la que se queda mirando.

Escoge a Ian y este se levanta con cierta torpeza dejando caer los papeles y provocando un murmullo de risas. Adivinen de quien provienen, de Max y de Leo.

Ian empieza a dibujar con toda la dificultad del mundo debido a las risas, la profesora se marcha justo en ese momento y las risas e insultos hacia él son mayores. Ahora le tiran bolas de papel y él las ignora.

Pero defiendete, eres un hombre Ian.

Y como sé que no se iba a defender ni a escuchar mis pensamientos actúe yo.

Cogí una de las bolitas y se la tiré en la cara a Max, he de decir que soy de buena puntería, como dicen, la práctica hace la perfección.

—¿Qué te ocurre?.—dice con su ceño fruncido.

—A mi nada, pero la próxima vez métete con alguien de tu tamaño.—ahora todos los cotillas de la clase miraban la escena.

—¿Quieres decir contigo? Ah no que eres una enana, cierto.

—¡Yo no soy una enana!.—me molesta que me digan enana y éste chico se la va a cargar.

—Cállate estúpida enana.—choca los puños con Leo y ríen.

—Más vale que te calles porque no sabes con quién te estás metiendo.—inflo mi nariz cada vez más.

—No le tengo miedo a una niñita.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora