Las lágrimas van recorriendo por mis mejillas lentamente hasta que tengo el amargo placer de sentirlas en mis labios temblorosos. Pego un fuerte portazo haciendo captar la atención de los dos individuos en mi.
Asombrados, sorprendidos y felices puedo ver en sus rostros. Decido entrar a un paso considerables y el crujido de la madera se clava en mi cráneo haciendo que me duela la cabeza.
Tiro todo cuanto hay a mi paso, me acerco al despacho y todo lo adornado y hermoso que estaba ahora se encuentra destrozado en el suelo, como yo.
Mis ojos celestes rotos y llenos de lágrimas y dolor se encuentran con los suyos. Me tiembla el labio y cuando ansío hablar o mejor dicho, gritar mi voz me traiciona y se quiebra dejando salir un simple gemido de dolor.
—Abigail yo...—intenta decir algo tartamudeando.
—¡No me llames así!.—le grito.—¡Nadie me llama así!.
—Yo sí.—sonríe de lado e intenta acercarse, pero yo doy un paso atrás.
—No, ¡ya no!.—aprieto mis puños ya que sé que tengo ganas de golpearlo y matarlo.
—Por favor, te lo puedo explicar...—suplica y en un intento de quedar a mi lado fracasa ya que yo me alejo aún más.
—¿Qué mierda me vas a explicar?.—digo intentando no romperme más de lo que estoy.—¡Eh!.—le grito.
—Yo...
Mi mirada se posa en la pelimorada que sonríe triunfante y le dedico mi más asquerosa mirada. Cojo un cuadro que reposa en la pared y se lo tiro a la cara, dejando así a la chica en el suelo gritando dañada por su frente ensangrentada.
Él va a ayudarla y se me parte más el corazón, y yo que pensaba que no se podía romper más.
—¡Abi no!.—dice al ver que comienzo a tirar las cosas de la estantería a su cabeza.—¡Yo te amo!.
—¡Sigue mintiendo Max!.—le grito sin mirarlo a la cara.—pero yo no lo haré más...¡Te odio!.—alzo un libro para tirarselo directo a la cabeza, cuando unas manos se posan en mi cintura.
—Tranquila Abi.—escucho un susurro de una voz que ahora no logro identificar y observo toda la habitación.
Todo este tiempo, me había esforzado por ser alguien, por no volver a mis ataques de rabia, por no volver a ser esa Abi a la cual todo le asustaba y no confiaba en nadie, esa Abi que quería ser buena para su mejor amiga y para su... Novio.
—Te odio.—digo antes de salir de la sala acompañada de mi amigo James.
Él me sienta en uno de los bancos y me quedo mirando mis zapatos y jugando con la sudadera...la sudadera... Me la quito enseguida quedandome en tirantes.
Tiro esta a la basura y vuelvo ha donde esta James.
—¿Qué ha pasado?.—cuestiona.
—Todos son iguales.—susurro mirando a la nada pérdida.
—¿Qué ha hecho?.—se acerca a mi y acaricia mi hombro.
—Estaba... Besandose con Amanda.—recordar esa imagen me provoca dolor de cabeza e incluso mareos.—me ha mentido.—relamo mis labios y lo miro a los ojos.—me ha ilusionado.
Entonces me rompo a llorar en su hombro y él solo me acaricia la espalda de forma suave y cariñosa.
—Asumire las culpas, tú ahora necesitas descansar ¿si?.—me aparta de su hombro y hace que lo mire a los ojos.
—Yo...
—No digas nada, lo haré...—acaricia mi mejilla.—ve a tu habitación, yo llamaré a Harper.
Le hago caso y cuando planta un beso en mi mejilla me alejo de allí, caminando como si fuese la mismísima vagabunda de la calle que ha perdido todo por droga.
—0—
Escucho la puerta de la habitación y la luz se prende al instante. Miro de reojo y veo a mi mejor amiga llena de bolsas del súper.
—Hola Abi.—dice de manera triste.—James me lo ha contado todo.
Me siento en mi cama y me sueno los locos con un pañuelo.
—No merece ni una lágrima tuya.—habla mientras se sienta y acaricia mi rostro.
—Lo siento.—le digo llorando y ella agarra mis manos.—estaba siendo mejor y ahora he destrozado esa habitación y no le he abierto bien la cabeza a la puta fresa...
—Ey.—Harper me para.—la próxima me llamas y cometemos el delito juntas ¿Vale?.—me sonríe y por primera vez sonrío.—y no pidas perdón, no eres mala, solo te han hecho daño.
—Mucho.
—Pero aquí está tu mejor amiga.—me abraza y la abrazo a ella, suspiro y cierro mis ojos aliviada al saber que no estoy sola.
Aunque Max me haya dejado un vacio en el corazón.
—Mira, traigo helados, chocolates, chuches, vinilla...—ríe y comienza a sacar cosas de la bosa.—películas...
—Creí que odiabas lo dulce.—digo mirando el helado de caramelo.
—Oh, y lo hago, para mi he traído fruta.—responde.—¿Qué te parece ver todas las películas del Rey León?.—saca los DVD.
—¿En serio?.—arqueo mis cejas.
—La idea era por trece razones pero estaba agotado en el videoclub.—comenta con una mueca incómoda.—pero también tengo ONCE UPON A TIME.
Nunca he visto esa serie pero habla muy bien de ella.
—Lo siento Pumba.—le hablo al DVD y mi amiga ríe.
—0—
Max
He intentado hablar con Abi, pero el perro guardián de James no me deja pasar a su habitación.
Intento contactar con ella por WhatsApp pero me ha bloqueado ahí y en todas las redes sociales. La llamo y salta al buzón de voz y cada vez que escucho su voz diciendo...
¡Que no estoy tío! ¡Déjame en paz!.
Un nudo se instala en mi garganta y deseo verla aún más.
¿Por qué Max?.
Te odio.
Esas palabras saliendo de los labios de la chica que amo me recalcomen por dentro y no me dejan ni pensar, me lastima oírlos y más sentirlos.
Sé que no debería haber aceptado el trato aquél día que Amanda entró en clase y me dijo que habláramos a solas, pero ¿tenía otra opción? Solo quería proteger a Abi.
No podría perderla como también perdí a Mary.
Y ahora... La he perdido.
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La hija de Josh Miller®| Terminada✔
Novela JuvenilAbigail Miller, hija de Josh Miller el hombre más famoso de todo el mundo. Su padre se ve obligado a meterla en un internado debido a las travesuras de su hija. Pero ¿quién dice que Abi vaya a cambiar su forma de ser en un internado?. Lee todas las...