Capítulo 8-¿En que manicomio me han metido?.

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Sábado por la mañana, algunas personas habrán ido a visitar su familia.

Solo se puede salir el fin de semana y con permiso de los padres, normas absurdas pero en fin.

Voy al despacho de la directora donde me estarán esperando.

Llamo a la puerta y espero a que Max por órdenes de la directora la abra.

Muestro una sonrisa amarga y él me la devuelve. Ambos nos sentamos y esperamos a que la directora nos de las cosas para limpiar las dichosas aulas.

-Sois tan buenos, le vais a ahorrar trabajo a los limpiadores.-dice la directora con segunda.

-Si una pena, no les podrán pagar y se quedará el dinero una tacaña.-me encojo de hombros.

-¿Cómo?.-entrecierra los párpados.

-Comiendo.-sigo seria.

-¡QUE NO ME SIGA CONTESTANDO!.-grita.

-¡YO GRITO SI ME SALE DE....!-Max me tapa la boca con sus enormes manos y no puedo seguir hablando.

-Siga directora.-dice él y yo lo fulmino con la mirada.

-Bien, los productos de limpiezan están en la habitación número 334. Tomad la llave.-cojo la llave.-me la devolveis el lunes, ahora si me disculpais, chao.-y nos echa de allí.

Vamos caminando hacia la habitación 334, que obviamente no sé donde está.

-Y como vuelvas a callarme cuando este en modo guerra, te juro que te dejo mudo de un manotazo.

-¿Por qué tan agresiva?.-dice alzando las manos.

-Porque a mi nadie me toca, calla y mucho menos hace que pierda una guerra.

Soy muy guerrera y casi siempre las he ganado todas a las que me he enfrentado, ¿cuál no? La de mi padre mandandome a este manicomio.

-Estás demasiado agresiva enana, ¿el período?.

Lo fulmino con la mirada y él aprieta los labios, rueda los ojos y opta por callarse. Es que me he levantado muy temprano y además es fin de semana.

-0-

Empezamos por la clase 598, él empieza a limpiar el suelo y yo las mesas, así que si, me han tocado los adorables y encantadores chicles.

Cojo un chicle verde, prácticamente mohoso y se lo tiro a Max. Él frunce el ceño y lo coje para ver qué es.

-¿Que...?.

-Chicle mohoso.

Tira el chicle por la ventana dando un saltito, río por la acción y el frunce el ceño aún más.

-No tiene gracia estúpida.

-Si la tiene, que tu seas un soso amargado es otra cosa.

-No soy un amargado.

-Anda que no.-río.

-No.

-Bueno si te quieres engañar.-me encojo de hombros.

Cuando terminamos con esa clase vamos a la que se produjo la pelea. Ahora yo limpio el suelo y él las mesas.

Llega a la mesa, en la que él dice que es suya, y empieza a mirarla con nostalgia. En serio, primero Harper con el despertador Luke y ahora él con una mesa.

¿En que clase de manicomio me han metido?.

Retira los chicles, que solamente son tres, algo extraño pero lógico porque él no deja que nadie se siente en ese lugar.

-¿En que manicomio me han metido?.-digo en voz alta.

-¿Qué?.-se gira para mirarme.

-Chico es una mesa cualquiera, es igual de estúpida e inútil que todas las demás.

-No es inútil.-se levanta.

-Si lo es, ahí.-la señalo.-se sientan personas que solo vienen a calentarla, entonces si es inútil.

-Te digo que ese lugar no es inútil.

-Primero Harper con el despertador y ahora tu con una mesa, dime, no le habrás puesto un nombre ¿verdad?.

-¿Qué? No.-niega repetidas veces.

-Menos mal, ya no te considero tan loco.-le doy golpecitos en la espalda.

-Eso es absurdo.

-¿Pero encariñarte con una mesa y una silla no verdad?.

-Ahora en serio.-dice.

Me giro sorprendida, ¿en serio? ¿él hablando las cosas serias?.

-No te vuelvas a sentar ahí ¿si?.-noto sinceridad en em rostro.

-Me siento donde me de la gana.

-Por favor, no te sientes.

Alto, alto, alto, Max Stone, pidiendome por favor algo, ¿¡QUÉ!?. El mundo se ha vuelto loco.

-Eh....

-Por favor.-junta las palmas de sus manos.

-¿Vale?.-digo haciendo una mueca, esto es demasiado extraño.

-Gracias.-suspira.

-¿Que tiene ese lugar que es tan especial para ti?.-alzo una ceja.

-Era de...-suspira, de nuevo.-alguien.-dice intentando restar importancia al tema. Pero su rostro indica lo contrario.

-Hombre, es de muchas personas.-digo obvia.

-Pero hay se sentaba alguien importante.

Y ahora es cuando la dichosa curiosidad de apodera de todo mi ser, ¿Max Stone? Un chico dejado, estúpido, ¿alguien importante? Quizás era su crush.

Me siento en una mesa y él en otra. Y ahora es cuando comienzo con las preguntas.

-¿Tu crush?.-él ríe.

-No.

-¿Familiar?.

-No, bueno, podría haber llegado a ser un familiar.-se encoge de hombros.-nunca se sabe.

-¿Tu novia?.-cuestiono.

Él solo suspira.

-Ah, espera, no me digas...¿eres gay?.

Él abre los ojos asombrados y niega con la cabeza repetidas veces.

-Era broma bobo, solo quería que cambiaras esa cara.

-Soy hetero, no tengo nada en contra de los gays, pero soy totalmente hetero ¿si?.-me aclara.

-Que si, que te creo.-río.

-Era de...

Justo cuando va a hablar y a decir de quién es, el reloj nos indica que es hora de dejar de limpiar las clases y suena la alarma, entonces cierra su boca y no dice nada.

Él se levanta y no piensa seguir con la conversación, yo me levanto igual y empezamos a recoger cosas para llevarlas a su lugar.

-0-

En el camino me encuentro a Harper, quien tiene una sonrisa de oreja a oreja y está demasiado feliz.

-Adiós Harper.-se despide Leo.

-Adiós.-le sonríe ella y vuelve a apartar la mirada.

-Cuéntame ya, que ha pasado, ya.-digo.

-Tranquila, todo a su tiempo.-sonríe aún más.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora