Ella.
Ella era la chica.
Esa chica con la que desearías pasar el resto de tu vida.
Mi chica diez, mi chica mil.
Y le faltaban un par de veranos,
conmigo, claro.
Y cada vez que la pensaba por ahí,
me decía que no recordaría nada
al día siguiente,
y aún así,
me iría a vivir con su olvido
todos los días
del resto de mi vida.
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Cartas de un corazón roto.
RandomSi perteneces al club de los que aman tanto que rompen su propio corazón, eres bienvenido, disfruta tu estadía.