Dormía poco,
y tenía las ojeras más preciosas
que habían ignorado jamás.
Era la princesa de mi cuento.
Amaba.
Era capaz de amar por sobre cualquier boca despeinada,
de cualquier basura literaria que yo pudiera escribirle,
Era jodidamente perfecta,
Y su único defecto,
Era yo.Sospecho que tal vez venía de otro mundo.
Por eso nadie había logrado entenderla nunca,
aunque siempre era la que más gritaba,
a pesar de que nadie la escuchara.Era inmortal.
Por eso sus infinitas pecas,
Y ni hablar de esos lunares en su costado...
Ella sabe cosas de mí,
Que nadie jamás sabrá,
Porque ella verdaderamente,
Se ha follado a mi corazón.
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Cartas de un corazón roto.
RastgeleSi perteneces al club de los que aman tanto que rompen su propio corazón, eres bienvenido, disfruta tu estadía.