Estaba loca.
Loca de remate.
Y era guapa, jodidamente guapa.
Y conocía a la luna.
Y cuando nadie la veía, bailaba frente al espejo esa canción que tanto le gustaba.
Y salía
para no recordar nada al día siguiente.
Estaba rota, tanto como un trapo.
Y era dura, muy dura.
Y odiaba a los poetas,
se hartaba de sus palabras.
Y lloraba.
Y se corría.
Y no recordaba nada al día siguiente.
ESTÁS LEYENDO
Cartas de un corazón roto.
RandomSi perteneces al club de los que aman tanto que rompen su propio corazón, eres bienvenido, disfruta tu estadía.