"Los odio. Siempre odiaré a la Generación de Milagros" Dice siempre aquella chica de cabello negro cruzándose de brazos. Para ella, todos los integrantes de la Generación de Milagros no son más que fenómenos sobre valorados.
Lástima para ella estar...
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Somos cuatro grupos en total. Dos amarillos y dos azules. No es que esté insatisfecha con el color que me tocó, más bien es genial que me hayan dado la camiseta amarilla pues los demás titulares pertenecen al mismo color. –Bingo– Sonrío siendo defendida por un gigante del equipo contrario, –No tendré que pelear contra esos idiotas–
– ¿¡Dónde coño está Saionji!? –gritaba Takahashi Ren levantando el balón. Chasqueó la lengua pasándosela a otro– ¡Maehara, ten!
Supongo que lo hacen a propósito. La mayoría de las veces ni si quiera recibo la pelota, y si lo hago, inmediatamente la paso porque me pongo nerviosa. En el voleibol, las cosas no eran así...Digo, tampoco es tan increíble cómo te lo muestran en Haikyuu!, pero es mucho más fácil que esto... –Ah...Kageyama, ¿Qué harás hoy en el capítulo? – Suspiro.
Me doy cuenta que el gigante que me defiende (cuyo nombre desconozco, pero me he dado la tarea de apodarlo "Colosal") Está despistado. Es el momento de salir de esta gran muralla.
Él presta atención a los fuertes, los que tienen el balón por más tiempo, los que más encestan. Eso definitivamente es una gran debilidad. Corro a la derecha para llegar hasta la canasta, busco con la mirada el balón y logro identificarlo, otra vez es Takahashi Ren el que está al mando. Alzo los brazos para llamar su atención.
– ¡Saionji! –me sonríe lanzando la pelota.
Salto lo más alto que puedo pero alguien más rápido me quita la pelota en un dos por tres. No está lo suficientemente cerca de la canasta para hacer una bandeja o algún movimiento parecido, así que opta por hacer lo más fácil. Tirar.
–Salta, salta, ¡Salta! –Me repito a mí misma.
Me he dado cuenta de algo: Si Kise Ryouta, integrante de la Generación de milagros, puede copiar los movimientos de cualquier oponente, ¿Por qué yo no puedo hacerlo? Gracias al tiempo que paso con Kuroko he conseguido varias de sus habilidades sin esfuerzo alguno, conozco el truco de este chico fantasma para hacer lo que hace. La poca presencia; que nadie te vea incluso cuando estás a su lado, es un talento cruel, pero increíble y útil al mismo tiempo.
La verdad, es que las habilidades que he adquirido no son solo gracias a su compañía, la información que Akashi me brindó me ayudó a saber mucho más de Kuroko. Me aprendí de memoria su información personal y no hay nada que no sepa del peli-azul. Pero no es solo la sombra que te hace aprender cosas nuevas...Kagami, la luz, ha sido tan iluso de caer en la misma trampa.
– ¿Pero qu...?–dice el chico que acababa de lanzar la pelota.
El balón cayó al suelo rebotando unas dos veces hasta salir fuera de la cancha. –Lo hice– Me sorprendo observando mi mano. Roja por la fuerza que he puesto en bloquear su tiro.
–Se terminaron los partidos–anuncia el entrenador sonando el silbato–Beban un poco de agua.
Todos los que están en el gimnasio no dicen ninguna palabra sin dejar de mirarme. Incluso el otro equipo amarillo y azul interrumpieron su partido para ver lo que acaba de pasar. Camino tímidamente hacia los bancos para agarrar mi botella de agua.
