"Los odio. Siempre odiaré a la Generación de Milagros" Dice siempre aquella chica de cabello negro cruzándose de brazos. Para ella, todos los integrantes de la Generación de Milagros no son más que fenómenos sobre valorados.
Lástima para ella estar...
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–Puede que...Deba relajarme– Me apoyo contra el respaldar de mi cama mirando la pantalla del teléfono. El nombre de Kuroko se repetía varias veces en la bandeja de mensajes recibidos, era la persona con la que más hablaba, incluso por encima de Hana y Nozomi.
–No tengo el número de Akashi...–digo en voz baja cerrando la pantalla del celular. Comienzo a reír con nerviosismo–Tampoco tengo el de Mayuzumi, mucho más importante.
Cierto, Mayuzumi. Fui su pareja en el anterior entrenamiento, estaba tan asustada que algunos pases le cayeron justo en frente de la cara, –Todavía sigo avergonzada–Me cacheteo a mí misma dejando mis mejillas rojas. Debería practicar un poco más, ¿Cómo se supone que sea la suplente del chico que más amo si ni quiera puedo pasar un balón de manera coherente? Desearía tener la agilidad que tienen lo de la Generación de...
– ¿Qué coño estoy diciendo? –golpeo mi cabeza contra la madera. Mucho mejor así, todos los malos y estúpidos pensamientos deshabitaran mi mente.
Todo sigue prácticamente igual. No ha cambiado nada desde que he entrado en Rakuzan, una vida bastante aburrida a decir verdad. Puede que sea por los malos chistes de Hayama, por las miradas "apuñalantes" de Mibuchi o el mal aliento de Nebuya. No siento nada, solamente las ansias y la emoción de ver a Mayuzumi jugar; ver como suda u oír su respiración agitada que en realidad, no se escucha mucho, es en parte, por más raro que suene, calmada su respiración cuando se está quedando sin aire.
Luego están las ganas tan grandes de matar a Akashi y ver su sangre derramarse, ¡Lo odio tanto!
Hundo mi cara en mis rodillas dándole puñetazos al frío piso. –Ya casi es invierno– Me pregunto...De qué manera se verá el cabello de Mayuzumi bañado de nieve, o la piel pálida de Akashi mientras los copos de nieve se derriten en ella...O puede que me guste ver cómo me vuelvo a golpear para dejar de imaginarme tonterías de este estilo.
– ¡Akari baja a comer, en un rato tu hermano llamará! –grita mi madre desde la cocina. Le respondo con un "Ya voy" sin ánimos.
Mi hermano, cierto...Llama todas las noches de los viernes, uno de los días en el que no voy a verlo. Me sería más sencillo ir a verlo este día de la semana que después del entrenamiento...Maldigo los jueves y martes.
– ¿Papá no viene hoy a comer? –me siento en la silla de siempre con el plato de comida delante. Mi madre está sentada a mi lado.
–Trabajo–muerde un pedazo de carne dándole las gracias a la empleada–Ya sabes cómo son los fines de semana y viernes.
Sí, cierto...Desde que soy pequeña es así, pero mucha importancia no le doy. –La carne le encanta a Nebuya–Pienso metiéndome comida a la boca. Tan delicioso que los ojos se me llenan de lágrimas, puedo entender perfectamente por qué a este gigante le gusta tanto la carne. Aunque...–Brócoli–Saco la lengua. La personita tan desagradable que vive en mi cabeza rechaza todo lo que sea rojo, gatos negros, jugadores de baloncesto desagradables, pelinegros sifrinos o...Sobretodo brócoli.
