"Los odio. Siempre odiaré a la Generación de Milagros" Dice siempre aquella chica de cabello negro cruzándose de brazos. Para ella, todos los integrantes de la Generación de Milagros no son más que fenómenos sobre valorados.
Lástima para ella estar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Nunca creí que fuera él...
— ¿No era muy correcto y todo eso?
— ¡Exacto! Pero ya ves lo que provocó.
—Justamente a Saionji Akari, ¡Ja, me lo esperaba!
—Pero pensé que podría pasar antes. Es una chica, entre muchos hombres era obvio que esto pasaría.
Podía escuchar a Kise Ryouta chillar. Me apretaba la espalda con fuerza sin quererme soltar del abrazo eterno que me estaba dando; estaba a punto de matarlo, pero contuve mis ganas de hacerlo. Kuroko estaba tomando una malteada de vainilla contemplando el espectáculo. Al parecer le gusta ver como la gente es ahorcada debido a un fuerte abrazo. Mi cara se puso morada y puede ser otra razón de por qué Kuroko nos miraba tan atentamente, ¡A ese chico sí que le gustan los colores fríos! Mientras, Kagami estaba comiendo hamburguesas al lado de la puerta del Maji Burger, se veía realmente desinteresado por todo lo que ocurría a su alrededor. Por último, "Zanahoria", mejor conocido como Midorima Shintaro repetía la palabra <<nanodayo>> una y otra vez sin parar, acomodándose las gafas. Todo era un revuelo.
Sentí una parte de mi rostro húmeda, exactamente justo por encima del labio superior. Era una sensación desagradable, más que la de estar atrapada por los brazos de Kise Ryouta, y, cuando pude reaccionar en serio, también mi frente se sentía mojada, más fría que la parte del bozo ¡Se sentía tan bien aunque fuera invierno! Esas gotas de agua que caían por mi frente, pasando por los ojos, hasta al final llegar a la punta de la nariz; era una sensación extraordinaria.
Sin que yo me diera cuenta antes, Kise Ryouta y los demás desaparecieron como fantasmas. Me esperaba ese tipo de desapariciones por parte de Kuroko, por lo que me sorprendió que todos se fueran sin previo aviso, pero más me sorprendió no haberme fijado en que Kise ya no me abrazaba ni que Midorima continuaba diciendo su frase estrella. Mi vista se nubló por un segundo, pero un segundo después de ese pequeño segundo, volví a verlo todo, casi con completa claridad.
Mejor dicho, no veía nada con claridad.
—Un ángel se ha puesto ante mí para salvarme— Pensé. Juraba que se me podría estar cayendo la baba, ¡Ese rostro tan perfecto y hermoso no me podía estar mirando de frente así como así! Entre las luces que lo iluminaban y el sudor que caía por las puntas de su cabello...Wow, y si además, añadimos ese rubor que le teñía la cara de un precioso color rosáceo, admito que el dichoso ángel era el chico perfecto soñado por cualquier mujer, o incluso cualquier hombre que hubiera pisado la faz de la tierra. En mi mundo, no existen criaturas así de atractivas.
Con su voz de comerciante, con su hermosa voz de Seiyu de animes, o mejor, con su hermosa voz de hermoso actor de doramas, dijo mi nombre una y otra vez preguntándome si estaba bien. No me salía la voz para contestarle, sólo intenté asentir con mi cabeza para indicar que sí estaba bien. Supuse que me hacía esa pregunta porque debido a su belleza claro que cualquiera podría morir. Me sentí orgullosa, porque puedo ser una de las únicas que han sobrevivido a su belleza.
