Capítulo XVII "Signos del Zodiaco"

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Desde el martes no he tenido tiempo de darle a mi hermano el collar de rana

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Desde el martes no he tenido tiempo de darle a mi hermano el collar de rana. Por suerte para mí, el colgante de rana es el objeto de la suerte del signo cáncer por naturaleza, por lo que no importa que pase un mes o un año, ¡Nunca dejará de brindar la suerte que tiene! —Este collar es el causante de todos mis males— Resoplo mirando el collar con auténtico desprecio. Recuerdo que lo encontré en las escaleras de la tienda de lencería el anterior sábado y nunca lo saqué de mi mochila porque tenía pensado dárselo a mi hermano, ¡Pero por fin hoy es el día! No he podido venir a Tokyo y creo que mi hermano estará bastante agradecido de tener su objeto de la suerte que le durará de por vida.

Camino tolerando el frío que hace que mis manos se congelen. Llevó el collar en la mano, justamente sosteniendo la rana que me mira sonriente, no le devuelvo la alegre sonrisa, sino una falsa. Ya ha pasado un día desde mi declaración fallida, y el mayor mérito es que no he llorado. Puede que sea porque sé que no es para tanto.

Pero es que verdaderamente fue una declaración fallida. ¿A quién se le ocurre levantarse después de un momento de risa y quedársele viendo a su amor para luego soltarle un "Me gustas"? Claro, era obvio que debía esperar sus disculpas, ¡Pues fue tan deprimente que de seguro Mayuzumi quería llorar de la pena! Lo más deprimente fue durante el entrenamiento (que para mi sorpresa y desgracia, duró más de lo que esperaba), en el que no hice nada más que quedarme parada. Sólo a mí se me ocurre olvidarme del comunicado que me dio el entrenador cuando anunció las actividades del sábado: <<Akari, como eres la mánager tendrás a mano los informes recientes del club. Ese día no entrenarás con los demás>> Estaba tan pendiente de la declaración y de llegar antes que Akashi que todo lo demás me entró por un oído y me salió por el otro. ¡Para que al final me rechazasen y me ganaran sin que yo lo supiera!

—Takahashi incluso me intentó consolar...—me digo en voz baja— ¡Lo odio!

En el entrenamiento Mayuzumi no me quitaba la mirada de encima, ¡No tenía por qué ser tan obvio! Lo admito, tampoco lo pude dejar de ver...Pero es diferente a que él esté con la mirada fija en mí. —Quiero olvidarme de eso— Pienso, teniendo en cuenta que aunque lo desee es imposible.

—Menos mal que estoy llegando a la casa de mi hermano, ¡No soporto tener el objeto de la suerte de mi contrario entre mis manos! —acelero el paso sintiendo como el cabello me rebota en la espalda.

Como casi todos los días, la misma cantidad de gente vaga por las calles, y sorprendentemente, no es mucha, por lo menos por esta zona. Mi hermano ha tenido suerte en conseguir un departamento alejado de las zonas donde la multitud no te deja respirar ni si quiera dentro de tu propia casa. Me relamo los labios cuando volteo mi cabeza hacia la derecha: la tienda de comida rápida donde venden esas deliciosas malteadas de vainilla que tanto me encantan estaba justo ahí.

Sabrosas. Exquisitas. No hay nada mejor que tomarse una malteada de vainilla, fría...En un día de invierno. —Lástima que Kuroko no está aquí para disfrutar una conmigo— Alzo mis dos brazos con la rana de porcelana colgando de la cadena, que se tambalea debido a la fuerza al subir los brazos. Cuando camino directo a la puerta del local, noto que alguien me sujeta del hombro.

Emperor Red &quot;Heterocromía&quot;- Akashi Seijuro (KUROKO NO BASUKE-KUROKO NO BASKET)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora