"Los odio. Siempre odiaré a la Generación de Milagros" Dice siempre aquella chica de cabello negro cruzándose de brazos. Para ella, todos los integrantes de la Generación de Milagros no son más que fenómenos sobre valorados.
Lástima para ella estar...
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–Me encontré este collar de rana el sábado en la mañana.
A la hora del almuerzo, Hayama, Nebuya y Mibuchi vinieron a acompañarme como todos los días. Cuando apenas me senté para comer, Hayama notó que de mi bolso colgaba una cadena y la saqué para mostrarles el objeto de la suerte del signo Cáncer: el collar de rana.
–Estaba en las escaleras de una tienda de lencería y pensé que sería buena idea dárselo a mi hermano–digo volviéndolo a guardar en mi mochila– Lástima que no fue el de Capricornio.
–Te gusta mucho el tema de los signos, Akari–dice Hayama con comida en la boca. Traga y se limpia con una servilleta los restos de arroz en su barbilla– ¿Sabes que signo soy? –levanta una ceja sonriendo de forma pícara.
Hago una mueca volteando los ojos.
–Por tu carácter diría que eres Géminis–me meto un trozo de Onigiri a la boca masticándolo con alegría.
–En realidad soy Leo–responde.
–Vaya–me sorprendo–Nunca imaginé que alguien cómo tú podía ser Leo.
Mibuchi comenzó a reírse moviendo su cabello. Me molestó su sonrisa con comida en la boca; para ser sinceros, se veía horrible con ese detalle que le quitaba feminidad, pero luego se atragantó y fue más gracioso que humillante.
Carraspeó y volvió a su postura de siempre. Nariz altiva, espalda derecha, ojos entrecerrados.
–Siempre poniéndoles estereotipos a la gente–dijo guardando su bento– Es muy inmaduro, Saionji Akari.
Lo ignoré. –Mira quién habla– Me reí en su cara sin que él supiera por qué lo hacía. Mibuchi, aparte de ser un idiota, es un niño pequeño que tiene prisa por madurar, digo, ¿No es increíble que un chico de diecisiete años aún tenga una de esas botellas para niños, con asas? No es algo malo, pero es un punto que hay que destacar.
– ¡Oh vamos Reo! –interrumpe Hayama apretándole el cuello– ¿Qué signo eres? Tal vez eso diga algo sobre ti...
–Supuse que lo sabías, Kotaro–lo apartó de él en un empujón. Al ver que Hayama no respondía, Mibuchi suspiró y nos lo aclaro–: Cumplo el veinte de septiembre–se tocó el lagrimal sollozando– Es cruel que no se acordaran.
–Yo esperaré a que uno de ustedes se acuerde–Nebuya se levanta de la mesa poniéndose la mochila en el hombro– Solo quiero confirmar que soy Tauro. –nos guiñó el ojo, y se fue.
Cada vez que comemos los cuatro, Nebuya es el primero en irse; Mibuchi le sigue y Hayama siempre se queda hasta que el profesor llegue, recibe muchos regaños por eso.
Como mi clase no es de la que más escándalo provoca, pues las voces que sobresalían eran las de nosotros, sobre todo la de Hayama, que hablaba felizmente muy cerca de mí, –Su aliento huele a...Sushi– Interrogué un poco más su olor, así que me iba acercando sin que me diera cuenta.
