"Los odio. Siempre odiaré a la Generación de Milagros" Dice siempre aquella chica de cabello negro cruzándose de brazos. Para ella, todos los integrantes de la Generación de Milagros no son más que fenómenos sobre valorados.
Lástima para ella estar...
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–Así que...Ya te pedí disculpas, me voy.
Mibuchi me detuvo con una risilla.
– ¡Akari espera! Se te cayó algo.
– ¿Lo qué? –me voltee, buscando con la mirada si algo se me había caído.
–La dignidad.
Hace exactamente: 2 días.
Llevaba mis libros abrazados contra mi pecho mientras le explicaba a Hayama mi fracaso al pedirle disculpas a Mibuchi.
–No te preocupes, Reo es así–dijo tratando de contener la risa– Aun así, me doy cuenta de que no eres buena pidiendo disculpas.
– ¡No es eso! –Salgo a la defensiva– Sino que...Me parece estúpido pedirle disculpas por algo tan...Tonto.
–Qué linda eres, Akari–responde sonrojándose.
Lo miro con confusión, frunciendo el ceño.
– ¡Quiero decir! Eh...Es que un amigo...Me repite que eres linda todos los días...De tanto que me lo dice...Eh...Se me pegó decir esa frase. –Tartamudea moviendo sus manos por encima de su cabeza– ¿Te ayudo con los libros?
Le entrego tres de los seis libros que llevo– ¿Un chico? –Curioseo, Hayama tiene tantos amigos que puede hablar de uno cualquiera, ¡Incluso del gorila de su clase! Y puede que sea exagerar un poco...Pero me asusta pensar que puedo gustarle a alguien que no sea Mayuzumi.
Caminar por la escuela con Hayama, he de admitir que es verdaderamente placentero. Es como entrar al mundo de la alegría, fuera de todo el estrés.
–Me gustaría ir a la terraza contigo Akari.
– ¿Quieres ayudarme a estudiar? –Pregunto ignorando lo obvio–El examen es después de la próxima hora. ¿Serás capaz?
– ¿No me ves capaz?
– ¡Claro que lo hago! –Afirmo sin pensar– Debes entender que no te sobrevaloro como los demás, pero te respeto...Como alguien mayor.
La risa de Hayama es ruidosa y agradable para el oído, al igual que su voz, es tierna e infantil como la de un niño, muy diferente a la de Mayuzumi o incluso a la de Reo o Nebuya. El timbre de la voz de Hayama, es diferente, único y a veces insoportable. –Eso último lo es siempre–Me burlo de él sin dejar de escuchar con atención lo que dice.
A medida que seguimos caminando, se empiezan a acumular voces de otras personas que distorsionan un poco el ambiente tan "perfecto" que teníamos. Soplo un mechón rebelde de mi frente y lo mando para arriba con solo ese soplido, echó mi espalda hacia atrás para sentirme orgullosa de un logro insignificante.
