"Los odio. Siempre odiaré a la Generación de Milagros" Dice siempre aquella chica de cabello negro cruzándose de brazos. Para ella, todos los integrantes de la Generación de Milagros no son más que fenómenos sobre valorados.
Lástima para ella estar...
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—Como disculpas, me gustaría invitarte un batido esta semana, Kuroko.
Revisé mi teléfono en el recreo y vi una llamada perdida de Kuroko; decidí llamarlo y disculparme por lo ocurrido pocos días antes de la reunión en la casa de Akashi. Kuroko dijo que no le parecían necesarias unas disculpas y mucho menos si eran mías, pero sabiendo que Akashi no se disculparía por nada del mundo, me sentí responsable y me disculpé. Además de eso, como él se tomó las molestias de venir a Kioto para comprarme un batido, quise invitarlo a tomar de igual forma, un batido, en el nuevo Maji Burger de Kioto.
—Gracias por la invitación Akari, pero Kagami quiere quedarse a entrenar toda la semana por la Winter Cup—respondió.
—Te invité a ti, nunca mencioné a Kagami—dije entre risas—Pero, si también quieres quedarte entrenando, no pasa nada. La Winter Cup está cerca, eso lo entiendo, ¡Yo también participaré! Y créeme...Entrenar no es lo único que me preocupa.
La Winter Cup es más estresante que los exámenes finales. Entre los informes de Akashi y asistir a los entrenamientos jueves y martes más los días que el entrenador necesita de mi presencia y de la de los titulares, se me forma una nube de estrés que me persigue continuamente, todos los días.
—No—dijo Kuroko alzando la voz—, aceptaré tu invitación y tomaremos un batido de vainilla juntos.
Se me dibujó una sonrisa. Le contesté:
— ¡Te veré en el Maji Burger este viernes a las seis Kuroko!
Me colgó después de decirme <<Adiós>>.
Guardé el teléfono en el bolsillo de mi chaqueta; bajaba las escaleras agarrándome de la barandilla, mirando por la ventana a medida en que pisaba cada escalón. Estaba llegando al piso uno, cuando escucho una voz aguda, gritando y pisando con fuerza el piso. Me sentí atraída por ver qué pasaba y antes de bajar del último pedaño, me asomé por la pared en la que estaba sujeta la barandilla, y que separaba las escaleras del pasillo.
Allí estaban Suzuki Nozomi y Akashi Seijuro, hablando y discutiendo como si se conociesen de toda la vida.
Por inercia, inmediatamente metí otra vez mi cabeza, con las mejillas sonrojadas de la vergüenza. Quería saber de qué hablaban, pero no corría el riesgo de que pudieran verme espiándolos, entonces, me senté apoyada en la pared de la barandilla y me acerqué hasta el final de esta para poder sacar mi oreja y oírlos mucho mejor. —Ya me los había encontrado hablando juntos una vez...—Recordé el momento.
La voz de Nozomi predominaba, la de Akashi apenas se oía, más bien, parecía que ni si quiera estaba hablando. Se oían fuertes los pisotones, que, interpreté eran de Nozomi, pero a causa de no arriesgarme y verlos, no pude comprobar si era realmente ella.
