Holaaaaa a todos! :D Este cap estuvo listo ayer... pero el internet no quería colaborar u-u aún así, es el más largo que he escrito para esta historia, aquí van a explicarse algunas interrogantes que habían ido saliendo en los caps anteriores así como la aparición de un nuevo personaje. ¡Espero lo disfruten y me dejen su opinión en la caja de comentarios! nwn
También invito a los lectores de esta novela a pasarse por mi otra historia "El Beso de la Reina Nocturna" ¡Estoy segura que la disfrutarán! :D
Miles de Besos,
Elle.
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Meg se despertó enredada en sus cabellos, sintiéndose mejor de lo que se había sentido en un tiempo. La tarde anterior había tenido tanto dolor que apenas pudo moverse, pero hoy parecía que estaba pasando por uno de ésos días buenos. Se sentía tan bien que incluso podía considerar hacer magia.
Mirando el desastre que era su pelo, así como su cama vacía, pensó que no era la única que disfrutaba practicando su magia. Val tenía que habérselo hecho crecer mientras dormía. Sentía su cuerpo vibrando con la dulce y maligna energía que emanaba su poder.
Bien, por hoy le dejaría salirse con la suya, después de todo él se estaba portando realmente bien siguiéndole la corriente. Una sonrisa tiró de sus labios mientras recitaba un hechizo y su cabello caía en una cortina caoba rojiza lisa y perfecta a su alrededor. Meg no confiaba en sí misma para no cortarlo si tenía a mano un peine y el maldito artilugio no pasaba, incluso llegaba a creer en ocasiones que su cabello estaba maldito. Era todo hermoso y lustroso, sin puntas abiertas no importa de qué largo lo tuviese... pero cada vez que iba a peinarlo... el cabrón estaba más enredado que un nido de pájaros. En ocasiones, incluso, había terminado de peinarlo entero y volvía a pasar el cepillo por la zona desenredada sólo para descubrir que el bastardo estaba enredado de nuevo.
Era un alivio tener su magia de regreso. ¿Cómo había sobrevivido todos estos años sin ella?
Se levantó de la cama, fue al baño a aliviarse, lavarse los dientes y el rostro, se cambió de ropas decantándose hoy por unos vaqueros y una camiseta deportiva, así como un par de chanclas de estar por la casa. Si decidían salir más tarde podría subir y cambiarse nuevamente.
Estaba a punto de bajar las escaleras para buscar a Val cuando escuchó un ruido en el estudio. Ella vaciló antes de abrir la puerta, después de todo era una de las dos habitaciones de la casa que casi siempre estaban cerradas. La habitación de su hermana Ada y el estudio de su padre.
No había puesto un pie en el cuarto de Ada desde que ella se había ido de la casa a vivir con su familia paterna cuando ambas tenían diez años. Quizás incluso antes. No le dolió mucho. Su hermana y ella nunca habían sido cercanas, siempre había tratado mal a su madre y eso era algo imperdonable para Meg. Eran como la noche y el día, lo cual era irónico... porque eran mellizas.
Val estaba sentado cómodamente en un sillón robusto y masculino, que debió haber pertenecido a su padre. Meg no lo sabía con certeza. Nunca había entrado aquí. Su madre tendía a poner una mirada triste cada vez que hablaba de su padre, pese a que siempre respondió todo aquello que le preguntó, pero podía notar que le hacía daño... entonces no lo mencionó más. Del mismo modo, nunca puso un pie en esta habitación... hasta ahora.
Cada rincón de la pequeña e iluminada estancia quedaba oprimido bajo la presencia del demonio. Su esencia se apropiaba de cada porción del recinto, marcándolo como propio, impregnando hasta el mismísimo aire con su oscuro poder.
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Eternamente Tuya
ParanormalUna bruja sabe que cuando su vida está en riesgo sólo hay un sitio al que puede ir. A la tierra de su aquelarre... donde la energía oscura fluye y sus sentidos se nutren. Pero aún con todo el poder de su tierra, la magia no es suficiente para...