Capítulo 12 "Hambre".

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¡Saludos gente bonita! :D Aquí les traigo un capítulo extra especial ;) muajaja Saben que soy una novata escribiendo este tipo de capítulos así que les pido su opinión honesta y sincera del mismo al final, en la cajita de comentarios. 

Este capítulo también es especial puesto que quiero celebrar los 20K de Eternamente Tuya ¡Woow! ¡Son asombrosos! 

También quiero agradecer los 80K que ya alcanzó El Beso de la Reina Nocturna, mi otro trabajo de Fantasía Erótica (Para aquellos que aún no lo conozcan les invito a darse un paseo por allí les prometo que lo disfrutarán ;) Así como a su vez ¡Gracias por los 340 suscriptores! Originalmente pensaba en agradecer los 300 en el capítulo 11 pero entre una cosa y la otra lo olvidé y cuando terminé este capítulo ya tenía 340... De verdad que son fabulosos... ¿40 en ocho días? ¡woow! ¡Me siento super honrada! ¡Gracias de verdad! 

¡Espero lo disfruten tanto como yo al escribirlo! 

Miles de Besos, 

Elle. 

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Val respiró profundo, su mundo aún se veía en rojo.

Así que estas eran las emociones.

Estaba tan furioso... cuánto distaba de su usual forma de ser. Si esto hubiera ocurrido con sus emociones bajo llave se habría limitado a ordenar la ejecución del bastardo. La ley era clara y Rashtém era suyo. Pero no... cuando vio la pequeña herida en su mejilla, donde un hilo de sangre asomaba... no pudo controlarse. Una emoción arrasó su alma como fuego, un monstruo clamando por la sangre de aquel que había osado lastimar a su mujer. Dar la orden no bastaba... tenía que matarlo con sus propias manos...

Entonces ella lo tocó... y pese a que no tenía intenciones de permitirle al cerdo vivir, se encontró dejándole y siguiéndola, controlado por una fuerza más poderosa que el deseo de venganza.

Su preocupación por ella.

Ambos estaban sentados en un pequeño banco dentro de un templete en el jardín de Goeth. El bullicio de la fiesta apenas se sentía como un leve murmullo a lo lejos. A él le costaba todavía manejar esta ola avasallante de emociones. Casi creía que iba a volverse loco. ¿Cómo hacían los humanos para vivir con todo esto durante toda su vida?

¿Cómo diablos iba a hacer él de ahora en adelante?

Respiró profundo una vez más y la miró. La luz del cielo carmesí hacía que su cabello pareciese un mar de fuego. Él no pudo contenerse y enredó sus manos en las sedosas ondas. Megan encontró su mirada, sus grandes y misteriosos ojos grises parecían ver el fondo de su alma. Su mirada se desvió a su mejilla, donde una fina línea escarlata se coloreaba con profundidad en la palidez marmórea de su piel. Sintió la furia regresar.

-Estoy bien. -Dijo ella con suavidad mientras cerraba los ojos, disfrutando de su toque.

Val apretó los labios en un rictus severo acariciando el corte aún fresco con la punta de sus dedos, que quedaron manchados por su rica y poderosa sangre. Si ella fuese un Demonio tal herida superficial sanaría un minuto luego de haber sido hecha... pero era humana y su delicada piel podría quedar marcada para siempre por culpa de ese bastardo.

No lo permitiré.

Estaba prohibido que un demonio usara las artes curativas en humanos, los motivos eran tantos que a Val le daba dolor de cabeza simplemente pensarlos, pero también siempre dobló las reglas a su antojo. Las ventajas que ofrecía su posición eran incuestionables. Así que puso el poder en sus dedos y trazó con ellos la herida hasta que la misma sanó a la perfección.

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