Capítulo 28 "Querubín".

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¡Holaaaaaaaaaa! *O* 

¡Estoy viva!

Para aquellas que no me siguen en mi Círculo de Lectura (Que deberían porque allí publico toda mi información importante), no tenía internet.  Por favor, enviar sus malos deseos a mi proveedor de internet a ver si muere y le dan el cargo a otro que si haga el trabajo y no me tenga MESES pariendo por ello *IRA*  A ver cuánto dura ahora ¬¬" 

Muchísimas gracias por su paciencia.

¡Les traigo el ansiado e intenso capítulo 28 completamente en el POV de Val! *.*

Sé que estaban esperándolo con deseo *Risa maligna*

¡Disfruten y déjenme sus bellos comentarios! Saben que los amo *.*

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Val apretó con más fuerza el agarre que tenía sobre el cuello del Caído mientras sus garras se enterraban en la carne de su hombro y el olor almibarado de su sangre se mezclaba con el ligeramente metálico aroma de la de su mujer.

—¡¿Cómo infiernos te atreves a decirme que no puedes arreglarla?! —Rugió. Su visión bordeaba el rojo y llamas azules consumían todo a su alrededor.

Jamás se había sentido así y casi se echó a reír, cuando pudo oler el miedo del hombre que ni siquiera se debatía en sus brazos, sabiendo que era una batalla inútil.

De hecho... él incluso podía saborear su miedo y aunque en su forma natural sólo podía alimentarse de codicia o lujuria, por primera vez el creciente pánico y el dolor le parecían interesantemente tentadores.

Quizás se vería obligado a seguirlo causando de forma prolongada un aluvión de dicha energía como la escoria no se apresurara en arreglar lo que estaba mal con su mujer, quien aún no había dejado de gritar, pese a que lanzó un poderoso conjuro a su alrededor para que se mantuviera inmóvil y no pudiera hacerse daño a sí misma.

Te lo dije... ¡No puedo! ¡Lo juro! Ella está marcada para morir... —Añadió mentalmente mientras se estremecía de dolor y dejaba escapar un intento de gemido que fue imposible que pudiera soltar libremente debido a que Val continuaba estrangulándolo. —Mi magia no es efectiva en ella. Lo intenté... ¡Realmente no tengo el poder para ayudarla!

Val gruñó, sus colmillos superiores e inferiores alargándose por primera vez desde que superó la adolescencia, lo cual mostraba un claro ejemplo de a qué punto su ira se había elevado.

—¡Mientes! ¡Si no pudieras arreglarla Conquista no me hubiera dicho que te buscara en primer lugar! —Dijo estampándolo con fuerza contra la pared... con tanta fuerza, que la misma se agrietó y pudo escuchar el inconfundible sonido de los huesos al quebrarse. El bastardo se había roto un par de costillas, conjeturó cuando intentó gritar sólo para ser sofocado nuevamente.

Como si el ser nombrado hubiera sido una especie de señal, un cúmulo de energía oscura rodeó al Caído mientras Val hundía con fuerza sus garras el hombro, cortando hasta el músculo.

Éste no es el Caído, Jinete. —Le informó Conquista en un tono monótono.

Val miró a la remolinante energía negra con asombro y luego dejó escapar un siseo de rabia. —¡¿Cómo que éste no es?! ¡¿Tienes idea acaso de cuantos jodidos Caídos hay en primer lugar?! ¡Sé más específico, maldición!

Sólo a él tenía que venir a cabrearlo su propio Heraldo. Cuando lo llamó y éste le dijo "Busca al Caído", lógicamente asumió que era el Médico. Su mujer estaba enferma ¿Qué otro bastardo podía ser? Pero por supuesto, Conquista/Peste tenía que seguir en su mierda de responder con maliciosa exactitud sus solicitudes.

Eternamente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora