Capítulo 37 "Alma"

10.6K 973 942
                                    

¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa! :D 

Volví xD 

Para las que me siguen en mi grupo de Facebook, ya sabrán que estaba de Luna de Miel y mi marido me ha tenido muy ocupada xD *Risas*

Pero ahora que he conseguido escaparme de la cama, les traigo su esperada y caótica Actualización.

Por favor, recuerden leer atentamente y preguntar si no entienden algo, para que puedan comprender la historia perfectamente. Este es un capítulo muy importante lleno de lo que más amo...

¡CAOS!

Recuerden que amo sus comentarios ¡Y no se olviden de votar si les gustó el capítulo! 

Miles de besos...

¡Los extrañé!

Ahora sin más... ¡El Cap!

-----------------


—Hace frío... —Susurró y se abrazó a sí misma, entrecerrando los ojos. La sensación, era por lo demás, curiosa... había perdido la costumbre de ser "ella", y todo lo que experimentó, física, mental, espiritual o anímicamente, había sido primero comandado por Meg y en segundo plano, llegó eventualmente a su ser.

Riat no tenía ningún problema con ello... Meg era la mujer que siempre quiso ser, al mirarse al espejo y encontrarse completamente inadecuada para la situación que le tocó vivir... y agradecía a Cass su maldición, cada día... el tener la oportunidad de sentirse plenamente amada, aunque había sido corto, valía la pena por toda la eternidad en la fría soledad en que se encontraba ahora.

Excepto que no estaba tan sola como creía.

—¿Riat? —La voz, un timbre menos agudo que la propia, la hizo levantar la mirada del ovillo de brazos y piernas que era ahora.

Se encontró mirando unos ojos tan grises como los suyos, pero más enigmáticos y profundos, y en vez de los tirabuzones rubios que se derramaban a su alrededor, una cortina lisa de fuego abrazaba los hombros de Meg.

—Así que, en realidad, no éramos una... —dejó escapar, siendo imposible evitar filtrar una nota de melancolía en su tono.

Meg sonrió con tristeza, sus ojos volviéndose una densa niebla indescifrable. Ahora que no estaba dentro de su cuerpo —porque no había tal cosa que pudieran compartir en la muerte—, sintió los dardos de ansiedad asentarse en su vientre.

Vaya... ¿Quién diría que podría "sentir" de tal manera estando muerta?

—Eso parece... —Convino de acuerdo ella y se dejó caer junto a ella. Riat se encontró buscando su mano y entrelazando los dedos. ¿Era su imaginación o la soledad había disminuido un poco? Los dedos se sentían tan faltos de calidez como los propios, ningún pulso. Ciertamente, ambas tenían la extraña suerte de compartir su espacio en el plano de la Muerte... o ¿Dónde irían exactamente las almas que eran propiedad de alguien más luego de morir?

—¿Crees que Val ha consumido nuestras almas y por eso es por lo que estamos juntas ahora mismo? —Preguntó y dejó que su cabeza reposara en el hombro de la otra.

Sus vestimentas contrastaban tanto que era risible. El recatado, pero precioso, vestido rosa floreado de noche de una señorita de la época de la Regencia y el hermoso vestido de gala violeta de Meg... la única cosa en común había sido que ambas tomaron en el "más allá" la ropa que les había hecho el mismo hombre.

En el caso de Riat, el vestido era el que Val había hecho para ella la noche estrellada que la llevó al mundo humano y que acabó con su caótica declaración hacia él... porque había sido capaz de alimentarse de la envidia, sí, pero sólo de la propia al ver a otras hermosas y perfectas damas bailar en sus brazos.

Eternamente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora