Capítulo 40 "Eternamente"

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¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! :D

¿Me extrañaron?

¡Porque yo a ustedes sí!

Gracias por su paciencia -w-

Con ustedes... finalmente... ¡EL ANTEPENÚLTIMO CAPÍTULO!

Sobran las palabras al inicio... salvo para decir que estaré esperando sus sensuales comentarios 7u7r

Sin más...

¡El Cap!

No podía respirar

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No podía respirar.

Se estaba ahogando mientras la cruda agonía, más allá de la que podía siquiera comenzar a procesar atenazaba su mismísima alma.

Dolía.

Dolía demasiado.

Ni siquiera en las dos veces que había muerto había sido receptáculo de tanto dolor y eso que ninguno de los casos tuvo un deceso pacífico.

Soportó todo el angustiante y desolador proceso reviviendo cada acción y cada emoción que formaron los pilares de las personalidades de ambas partes de su alma, una antigua, ingenua, inhumana pero delicada y una mortal, despiadada, obsesiva y egoísta.

En cierto punto de esa desagradable autoevaluación moral y emocional que el proceso de "reunificación" de las partes de sí realizaba, le dieron ganas de reír.

Tanto que los hijos de la magia se apartaban de los humanos, no deseando ser puestos en el mismo círculo que éstos y despreciándoles incluso... cuando ella misma había demostrado ser todo eso y más.

Más indolente, más orgullosa, más codiciosa, más indiferente... alguien completamente cegada por sus propios deseos, poniéndoles por encima de cualquier otra cosa.

No obstante, y aquí la gran diferencia, era que, al menos las Kavanagh, no negaban este hecho. Al contrario, lo abrazaban. La hipocresía era la máscara del imbécil y no tenía cabida en sus enseñanzas salvo que pudieran sacar alguna ventaja de ello.

Duele... —Murmuró en medio de la caótica agonía.

—¿Quieres que se detenga? Suplica... —Musitó una voz burlona, pero ella amablemente le pidió que se fuera al jodido abismo. No estaba de humor para sus estupideces.

Sentía como si un millar de pequeñas dagas se clavaran en cada diminuto segmento de su existencia, con el único propósito de hacerla sufrir.

De hacerla suplicar.

Pero ella no rogaría.

Así que lo aguantó. Era más fuerte de lo que, en dos vidas, muchos pensaron que sería.

Hasta que finalmente el dolor paró... no, no lo hizo exactamente... más bien comenzó a tener intermitencias... primeramente de apenas unos segundos en los cuales no se permitió relajarse... pero los segundos se volvieron minutos y los minutos, horas...

Eternamente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora