Capítulo 39: "La Primera Partida"

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¡Holaaaaaa! :D

¿Me extrañaron?

¡Porque yo a ustedes demasiado!

Luego de terribles brotes de ansiedad y estrés, finalmente logré quedar satisfecha con mi trabajo. Saben que soy terriblemente perfeccionista y dado que esta historia significa tanto para mí, y estando ya en sus últimos momentos, me estresa mucho el darle el final que se merece.

Espero que disfruten del capítulo que tanto pidieron y lean al final del mismo un poco más de información ;) 

¡Los adoro un mundo! 

Espero su amor, votos y comentarios, que como siempre me ayudan muchísimo y elevan mi moral infinitamente :3

¡Sin más... el Cap!

 el Cap!

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—¿Mamá? —Escuchó a Ekaterina llamarla, pero Cassia no respondió. Concentrada en mantener la barrera que protegía al mortal y a las dos brujas que pertenecían a su línea de sangre, mientras por dentro ardía de furia.

La maldita Inquisidora no sólo sabía que el bastardo enfermo del —ahora ex— marido del Querubín tenía un ejército de aberraciones esperando por ellos apenas estallara la burbuja espacio dimensional que se había creado cuando iniciaron el ritual... además ella había encontrado divertidísimo trazar a cada uno de ellos a diferentes direcciones, para ver cómo podían salir indemnes del asalto.

No lo había visto venir.

El alcance del Abismo abarcaba la tierra, el Infierno y algunos de los planos de los muerto, pero del Cielo y sus Índiges, sólo tenía breves y fugaces destellos cuando algún ser de ese plano cruzaba su futuro de alguna manera con un ser de otro.

Por eso el Querubín fue indispensable para ella al final...

Cassia odiaba lo que no podía prever y controlar... ¿Y qué decía de ella como retadora si dejaba que alguna de sus preciadas piezas pereciera en el primer encuentro?

Su mente trabajó a toda velocidad y primero se ocupó de localizar y proteger a las tres piezas más vulnerables.

Tanto Venetia como Ekaterina habían agotado sus poderes tras el ritual y ahora no podían ser vistas o afectadas por la magia de los vivos, así como los Segadores, que podían hacerse corpóreos e incorpóreos a voluntad... salvo por pequeñas excepciones, como cuando un pequeño y hambriento niño con la sangre de una Kavanagh y un Jinete corriendo por sus venas, decidía saciar su famélico estómago con ellos.

Estaba figurándose como arreglárselas para sacar de apuros a los Índiges restantes cuando el Querubín mostró su verdadera cara.

Casi se ríe y aplaude cuando la pequeña manzana de caramelo del cielo encontró su tentación y al darle una probada... descubrió que no era una hembra patética... que era la regente del cielo y podía lanzarlo a tierra si así lo deseaba... salvo por un detalle.

Eternamente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora